
Si tu ideal femenino es la Venus de Willendorf y en el fondo la zoofilia te parece una opción, igual te empalmas con verlas a lo lejos, pero de lo contrario son para echar a correr y no parar hasta el estrecho de Bering.
Me da por pensar que estas chicas se desmaquillan celebrada la noche de bodas, ya fecundadas, cogen la tableta de chocolate y hala, a vivir de la renta y a parir, que son dos días. Total, como ya han pillado marido…
Algunas pueden ser guapas, pero se empeñan en parecer adefesios; se aplican mechas infames en el pelo, se visten con ropa ceñida de combinaciones cromáticas imposibles, lucen piercings y tatuajes patibularios, mastican chicle con la boca abierta, arrastran los pies al caminar y se rascan sin disimulo las marcas de las bragas. Nada de lo cual les impide ser unas romanticonas de esas que exigen fidelidad conyugal y amor hasta la muerte.
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