martes, 27 de noviembre de 2007

Las facultades de Periodismo, ¿sirven para algo?

Resuelto el conflicto árabe-israelí, controlada la natalidad mundial, compensadas las emisiones industriales de CO2, asegurada la supervivencia del lince ibérico, esclarecido el asesinato de los Marqueses de Urquijo, anunciada la gratuidad de las pastillas de Viagra, confirmada la jubilación de los Rolling Stones, abolidas las religiones monoteístas… el mundo se ha quedado sin noticias y los periodistas del Diario de Navarra, en pleno síndrome de abstinencia nos anuncian (hoy 27.XI.07) “El gorrín se impone como plato estrella en las ferias (de Estella, home of the braves)"

Para quienes no lo sepan: “gorrín” es la cría del cuto. "Cuto" es el cerdo doméstico.

lunes, 26 de noviembre de 2007

"Night on earth"

El otro día saqué una película del videoclub, “Night on earth” de Jim Jarmusch, engañado por una crítica incomprensiblemente buena. Debería haber recordado a tiempo que “Dead man” me pareció espantosa.

Seis historias sin otro nexo en común que otros tantos taxis. La primera, protagonizada por Gena Rowlands y Wynona Ryder. Gena Rowlands se limita a estar elegante, sabiendo que su papel no hay dios que lo salve. Wynona Ryder, que no debe de ser tan lista, perpetra la peor actuación de su carrera.

La segunda está protagonizada por Armin Muller-Stahl, que hace lo que puede con un guión horrible, y Rosie Pérez, que se limita a gritar “fuck!” con su irritante voz de impúber. El idioma inglés es paupérrimo a la hora de proferir insultos, todos basados en el fuck y el ass.

En la tercera, que es la única salvable, aparecen Beatrice Dalle y un negrazo imponente. Ella está bastante mal, haciendo de ciega botonuda, y él está correcto claro que apenas tiene que hacer otra cosa que conducir. El mejor fragmento de la película: cuando suben dos pasajeros africanos, supuestos diplomáticos, absolutamente pasados de rosca: muy divertidos.

La siguiente historia está protagonizada por Roberto Begnini, asesinable total, y un actor italiano desconocido que simula un ataque cardíaco y es incapaz de mantener los ojos quietos para fingirse el muerto.

Por último, una historia ramplona ambientada en Helsinki: sin el menor interés salvo el de oír a tres actores hablando finés, que es el idioma más eufónico (con permiso del griego) y más viril que yo conozca.

viernes, 23 de noviembre de 2007

Creced y multiplicaos

Mantengo a menudo una discusión con V. Según ella, la ciencia avanza que es una barbaridad y no sabemos si un feto de 800 gramos depositado en una incubadora del tamaño de una caja de bombones Ferrero-Rocher de esas transparentes no será en un futuro campeón olímpico de lanzamiento de martillo.

Yo opino que lo mejor es ahogarlo con un babero empapado en cloroformo. O mejor, ahogar a sus progenitores. Hay más niños minusválidos de los que nos pensamos. Seguro que el porcentaje se ha disparado en los últimos años gracias al avance de la medicina. Antes se hubieran muerto, y no habrían sufrido. Porque los niños sufren y no hay que esperar a que lleguen a la adolescencia para que lo manifiesten en forma de reproches contra sus padres o contra el equipo médico que les atendió cuando con cinco meses les transplantaron el sistema respiratorio completo y la mitad del digestivo, lo que les ha convertido en unos alfeñiques blancuzcos y peludos necesitados de tanta cantidad de fármacos como de alimentos.

Que un porcentaje de niños viva un desvivir infantil, está dentro de las crueldades lógicas de la existencia. Sigue habiendo criaturas que se ahogan con el cordón umbilical, que desarrollan enfermedades imprevisibles, que corren tras una pelota y son atropellados por un coche.

Lo que no es lógico es que la gente, por tener descendencia, acepte el reto de embarazos múltiples a edades avanzadas, o el reto de la adopción de niños con minusvalías procedentes de países donde hasta hace poco los dejaban a merced de las hienas, de los cóndores, o de los cangrejos.

Eso es puro egoísmo, e inconsciencia plena.

Pero claro, no puedes expresar libremente estas opiniones porque lo más fino que te van a decir es que le metes miedo a un nazi.

Hay que acabar con:

Los subnormales que han elaborado el plan urbanístico de Sarriguren.

miércoles, 21 de noviembre de 2007

Paseos naturalísticos

Hace ¿treinta? años Caja de Ahorros de Navarra publicó una colección de fichas con recorridos por montes y llanos titulada “Paseos naturalísticos” que causó sensación. En cuanto llegaba el fin de semana la gente se lanzaba como loca por senderos sólo visibles tras una considerable ingesta de psicotrópicos cuando el concepto del GPS esperaba en una novela de Jules Verne a ser descubierto por un ingeniero alfabetizado.

Con su ficha en la mano, el insensato de turno se desojaba intentando averiguar si las rapaces que le sobrevolaban en círculos eran buitres negros o buitres leonados, se introducía con entusiasmo en zarzales impenetrables para olfatear el aroma de la amapola espinosa, observaba con interés ruinas neolíticas en nada diferenciables de las rocas naturales del terreno, y bebía de la charca más estancada y más llena de bichos como si se tratara de la fuente de la eterna juventud

Luego consultaba la brújula (sin comprenderla) mientras el sol declinaba a toda velocidad y el lugar era invadido por una espesísima niebla repentina, y echaba a correr cuesta abajo con terror y ralladas crecientes para salir a una carretera desierta y buscar el coche en un valle equivocado.

Ahora cualquier posmoderno se planta en una reserva integral con una impedimenta calcada de los marines. Pero en la época la gente era capaz de subir a la Mesa de los Tres Reyes en albornoz y chancletas, con una manzana por todo sustento, y la fotocopia de una fotocopia de una fotocopia de una ficha como toda orientación. Los senderos catalogados según grado de dificultad no existían y SOS Navarra sólo disponía de una Vespino para los rescates de montaña. Las cuadrillas de amigotes abandonaban a su suerte a los elementos más débiles del grupo. Nunca los lobos hambrientos y los pastores psicopáticos se lo han pasado mejor.

Las sendas antes limpias se han cubierto de vegetación o han sido arrastradas por corrimientos de tierra. Los muros de hormigón han sustituído al bocage. Han surgido nuevas urbanizaciones y se han abandonado aldeas. Donde pastaban las vacas nadan ahora las truchas y bosques de árboles centenarios son soy helechales rasos. Pero los fanáticos de los “Paseos naturalísticos” no se acobardan así como así.


Hay que apoyar a:

Quienes dicen la verdad. Creo que soy observador. Me fijo mucho en la gente, y deduzco motivos que determinan comportamientos, pero no sé hasta qué punto acierto en mis observaciones. No puedo acercarme a alguien para preguntarle, pongo por caso, si sus ojeras obedecen al mal dormir, al mal vivir o si son heredadas.

Y si responde, casi seguro que no dirá la verdad. Parece mentira: dos mil años de educación católica y la mayor parte de la gente no siente el menor reparo en mentir. A mí nunca dejarán de sorprenderme los intentos de los sociólogos por hallar el número exacto de, yo qué sé, xenófobos o de homosexuales en una población. Si la gente miente a lo loco en los sondeos anónimos de intención de voto, a pie de urna, ¿cómo va a decir la verdad en un cuestionario enviado a sus domicilios que incluya preguntas como “¿Aceptaría por cuñado a un moro?” o “¿Ha tenido alguna vez fantasías eróticas con su hijo adolescente?”?

lunes, 19 de noviembre de 2007

Me duele a mí más que a ti

De un tiempo a esta parte parece que estemos viviendo una cruzada en favor de la circuncisión. Ahora resulta que los circuncidados están menos expuestos a los riesgos del sida. Tiene gracia, considerando que el sida hizo estragos en los EEUU, donde mutilan a todos los niños en cuanto nacen, y los esté haciendo en Africa, donde la mayor parte de los varones sufre idéntica operación en la adolescencia.

Por lo visto, el coito africano causa en el prepucio pequeños desgarros que favorecen el contagio del virus. Digo el coito africano porque está por demostar que otro tipo de coito sea igual de traumático. Prefiero no hacer comparativas entre las paredes vaginales de las negras y el papel de lija, pues hace poco leí un artículo interesantísimo en el que se exponía una curiosa costumbre de las prostitutas nigerianas que puede echar algo de luz sobre el asunto: esas putas pueden cobrar más si antes del coito se irrigan la vagina con agua y lejía a partes iguales. Seca las mucosas.

También se dice que la circuncisión evita el cáncer de cuello de útero. Ya sólo falta decir que también evita la celulitis para que todos los hombres sean circuncidados por Real Decreto y todas las mujeres, hasta las más indiferentes, se lancen a follar como desesperadas.

viernes, 16 de noviembre de 2007

Alergia

Yo me podría suicidar “tranquilamente” comiéndome un kiwi. Desde luego, ahora Lucrecia Borgia y sus secuaces lo tendrían de lo más fácil para cargarse a cualquier enemigo político sin levantar sospechas. En lugar de emplear belladona y beleño y esas cosas podrían utilizar, yo que sé, pelo de gato o ácaros.

Sócrates ahora se suicidaría probando un plato de fresas con nata. Las emperatrices chinas que ingerían una bola de oro para perforarse el estómago morirían ahora más poéticamente tumbándose en un lecho de gramíneas.

Hay que acabar con

El lirismo de las crónicas ciclistas de la prensa deportiva. Mejor la descripción somera de los hechos (o de las sospechas) mediante una prosa telegráfica lo más neutra posible. O si no, la aplicación de ese lirismo a todas las demás reseñas: a los partidos de petanca de tercera regional y a los descensos de la copa del mundo de bobsleigh. La prensa diaria tendría que prescindir de las páginas deportivas (en beneficio de las culturales, por ejemplo) y el Marca o el As alcanzarían el grosor de la guía telefónica de una provincia mediana.

Hay que apoyar a

Los bares para no fumadores. Cuando existan, claro.

Visto u oído

Tres chicas como de quince años. Encantadoras. Preciosas. Bien vestidas, elegantes. Dinero y buena educación. Detenidas junto a mí ante el semáforo. Alcancé a escuchar lo que decía la más modosa: “… Menganito me ha confesado que el otro día le chupó la polla a Fulanito. Que sólo fue un lengüetazo, para probar. Y que sabía salada…” Me convencí definitivamente de que para alguien de su edad, una persona que haya peinado la primera cana es invisible.

miércoles, 14 de noviembre de 2007

Yo tenía un novio que tocaba en un conjunto beat

Hace tiempo estaba tomándome un cortado en el mostrador de un bar cuya clientela era mayormente jovenzuela. Creo que estaba sintonizado el hilo musical. Había otro tipo de mi edad, tomándose una caña, a considerable distancia de mí. El caso es que después de un par de canciones ramplonas se escuchó “Yo tenía un novio que tocaba en un conjunto beat” de Rubi y los Casinos, a la que nadie menor de 40 años prestó atención. Cuando llegó el estribillo (ye-ye..) el otro tipo y yo soltamos nuestras bebidas y lo tarareamos al unísono, para pasmo de la camarera y de la concurrencia.

Estuve en el cine viendo una película agradable con Uma Thurman y Meryl Streep. Ya he olvidado el título. Me llamó la atención que todos los actores y todos los extras (y salían cientos) fueran delgados cuando dicen que buena parte de los habitantes de los EEUU son gordos o muy gordos (¿O es gorda o muy gorda? Qué asco de concordancia) Queda claro que alguien miente.

Por cierto, todos los espectadores eran plenamente adultos a excepción de dos petardas sudamericanas que se pasaron la película entera royendo mazorcas de maíz (digo yo, por el ruido). En un momento dado les sonó el móvil y no sólo no se dieron la menor prisa en sacarlo del bolso sino que además respondieron la llamada vociferando como si estuvieran en el mercado de chinchillas de Cochabamba regateando con una vendedora sorda. Ni que decir tiene que me faltó tiempo para pedirles amablemente que lo apagaran. No sé, me pareció lo normal, y ellas se disculparon y obedecieron, ante la indiferencia general.

Empieza a cansarme esto de hacer siempre de malo.

lunes, 12 de noviembre de 2007

Villavesas

Los autobuses urbanos de Pamplona reciben la denominación popular de “villavesas” porque la primera línea que se estableció enlazaba el centro de la ciudad con Villava, aldea de los alrededores universalmente conocida por ser (o más bien haber sido) la patria chica de Miguel Indurain y por el fenómeno parapsicológico que consiste en perder el oremus y aparecer de repente en la Curva de Arre.

Siempre fueron autobuses entrañables: feos, destartalados, incómodos, lentos y contaminantes, que cumplían sobradamente su cometido cuando Pamplona apenas se desparramaba más allá del recinto de sus murallas. Sin embargo, les ha alcanzado el signo de los tiempos, y los responsables de transporte comarcal han acometido mejoras muy discutibles en su esfuerzo por ser el asombro del mundo (cita de Shakespeare que a los abertzales le jode profundamente y que los políticos forales interpretan siempre de manera catastrófica)

Los nuevos autobuses, articulados, son ENORMES y no están concebidos para las calles de nuestra ciudad, así que cuando giran muchas veces tienen que invadir los carriles aledaños (si existen). Para más inri tienen PREFERENCIA y ocasionan un desbarajuste del tráfico que ni hecho a medida. Así que abundan los frenazos y los acelerones, y cualquier pasajero lento de reflejos que no corra a un asiento libre o se aferre sin tardanza a una barra puede acabar en el Servicio de Urgencias o directamente en el depósito de cadáveres, lo que nos demuestra una vez más que el proceso darwiniano de la selección natural sigue plenamente vigente pues la ancianidad se queda en el intento. Por cierto, vale que no hay asientos para todo el mundo, y que algunos están dispuestos de tal manera que te puedes encontrar con la entrepierna de un pasajero a la altura de la visión (o de la deglución) cuando no con su trasero, y que por lo tanto tardan en ocuparse, pero los señores conductores y las señoras conductoras deberían saber que mientras su carga no esté convenientemente asentada no pueden reincoporarse al tráfico (o desentorpecerlo) y menos a las velocidades habituales.

La velocidad merece un comentario a parte: una vez me mareeé bajando a la Chantrea. Parecía que lleváramos a Lady Di de incógnito con el chofer de Dodi Al Fayed al volante.

La verdad es que soy especialmente sensible al tema del transporte urbano en común desde el año pasado en que por culpa de un huesito roto tuve que tomarlo en varias ocasiones, lo que me permitió llegar a varias conclusiones: que puedes morirte de asco antes de que una mujer de cualquier edad, raza o condición te ceda el sitio aunque subas envuelto en vendas y escayolas como una momia que se hubiera caído por las escaleras de un museo egipcio. Que los sudamericanos (blancos o de colores) prefieren la muerte antes que viajar de pie. Que nadie saluda al conductor, y que el por favor y el gracias están cayendo en desuso. Que no sé por qué, abundando escolares de 1,90 y 80 kilos que te pueden estampar contra la pared de un mochilazo, el rugby sigue siendo un deporte minoritario a este lado de los Pirineos.

viernes, 9 de noviembre de 2007

“Il vuoto”

Parece que va a llover. Ojalá se calmen nuestros ánimos.

En contra de la opinión de mi público, esta no es una bitácora diletantista y literaria. Por cierto, odio el vocablo “blog”: suena como la vomitona de un sapo que hubiera comido demasiados moscardones. Guachi Pochi Fólin Yé es una bitácora seria y antropológica. No me encasqueto un salacot por la sencilla razón de que no tengo ninguno, pero mi espíritu es el de los aventureros que saquean tumbas con coartada científica. Aunque de vez en cuando me permita un combinado en la cantina de la aldea más cercana para distraerme y hacer algo de vida social. Hoy quiero reseñar un disco que me ha gustado mucho.

“Il vuoto” es el último álbum de Franco Battiato publicado en España (o como dicen los presentadores de Euskal Telebista: “Estado Español”). Al igual que otros grandes de dilatada carrera, Franco Battiato no se preocupa por las ventas y sólo saca disco cuando tiene algo nuevo que cantar. Ay, ojalá cundiera el ejemplo.

Il vuoto” (o sea: “El vacío”, título que les cuadraría mejor a los Héroes del Silencio o a Fangoria) es un disco con altibajos, pero muy interesante. La banda sonora para una angustia relajada. Contiene los habituales textos sesudos de Battiato, en colaboración con el filósofo Manlio Sgalambro, sus envolturas etéreas, y sus contrapuntos contundentes. Una filigrana de sintetizadores, una sección de cuerdas, unas sopranos reprimidas, un muestreo exótico y un saqueo de Chaikovski, entre otras muchas cosas. Pero sobretodo, contiene sabiduría.

“Il vuoto” me ha complacido mucho, en especial su primer corte, que le da título… A la menor oportunidad me lanzo por el pasillo de casa gritando el estribillo, como de adolescentes castigados sin salir

year
play
rest my way…


o la respuesta del sensato barítono

venti di profezia parlano di Dei che avanzano

Cuando escucho hablar en italiano con esa elegancia me digo que una lengua que permite transformar algo tan prosaico como “daños físicos psicológicos” en algo tan poético como danni fisici psicologici tiene que estar directamente inspirada por el Espíritu Santo.

España e Italia parecen condenadas a no entenderse. ¿Por qué Luis Miguel Dominguín se casó con Lucía Bosé? Si hubiese conocido a la madre de Franco Battiato ahora este vuestro seguro servidor no tendría que sufrir “Papito” cada vez que va en coche con alguien que él ya sabe (y la pasarela Cibeles no estaría dominada por un andrógino con el mismo atractivo erótico que un culo de pollo hervido)

lux eterna domine in excelsis deo

martes, 6 de noviembre de 2007

He prejuzgado

Málaga es como una ciudad africana pero sin negros: todo manga por hombro, sucia, polvorienta... Tomé un autobús para ir a Torremolinos (el summun), a imagen y semejanza de la ciudad. Me senté en la parte posterior: allí los cuatro asientos estaban enfrentados. Viajé la mayor parte del rato solo hasta que subieron una madre jovencísima y aflamencada vestida con ropa de Cáritas, y sus dos hijos, uno de cuatro y otro de seis años, aginatadillos, llenos de lamparones, y con cara de pocos amigos. Inmediatamente, los prejuzgué. Claro. Y me equivoqué. Lógico.

Los niños eran angelicales. Permanecieron en sus asientos (tras una disputa silenciosa por la ventanilla) mirando el panorama y mirándome a mí con unos ojos en los que cabía el mundo. Querían chucherías, y la madre les entregó cuatro gominolas que se repartieron amistosamente. Y no pidieron más. La madre me informó acerca de una dirección que buscaba, con una gentileza y una corrección intachables. Impidió que el niño menor rozara mis pantalones con la suela de sus zapatos y cuando se apearon y el mayor, vencido por un frenazo del autobús, se apoyó en mi rodilla, me pidió disculpas. Una quinqui sin apenas dientes que no ha vuelto a la peluquería desde el día de su boda. Unos niños que el día de mañana, con suerte, serán peones de albañil.

Te encuentras por ahí licenciados (y doctores) con apellidazos que no saben ni decir buenos días y aún se creen que son algo…

viernes, 2 de noviembre de 2007

Jaime Ignacio del Burgo

Jaime Ignacio del Burgo, esa verruga enquistada en el culo de UPN, no está contento con la sentencia del juicio de los atentados del 11-M. Yo tampoco estoy contento, la verdad. Cuarenta mil años de cárcel me parecen pocos, pues con los beneficios penitenciarios por buen comportamiento y trabajos manuales no pasarán de quince: para algo vivimos en un Estado posmoderno europeo. Pero a él no le quitan el sueño los muertos, el sufrimiento de los vivos, la amenaza musulmana. Se lo quita haber perdido las elecciones generales. Y quiere que el partido ahora en el Poder le compense los somníferos. En lugar de ir adonde quiera que se esconda José María Aznar y pedirle explicaciones por su soberbia, su estupidez, sus experimentaciones anales con los neocons estadounidenses (y vallisoletanos), su patético bigote y su fantástico pelo pésimamente peinado, prefiere ir a la prensa ultraconservadora para soltar mamarrachadas de política-ficción propias de un guionista de Expediente X sin talento. Pues espero que esta vez alguien –la judicatura, la policía, el sindicato de peritos traductores- le pida explicaciones ante un tribunal.

¿Qué han hecho los navarros para merecer a un político como Jaime Ignacio del Burgo? ¿Por qué este señor no se marcha al Vaticano para trabajar de limpiacaspas en la lavandería pontificia, se folla a unas monjitas y nos deja en paz?

Quiero aprovechar la oportunidad para saludar a Pilar Manjón.

Pilarín, guapa, que te estás pasando. Que pareces Angelica Houston en “El honor de los Prizzi”. Que seguro que tu hijo, allí donde esté, se abochorna un poco cada vez que apareces por los medios. Que ya está bien, cojones.

jueves, 1 de noviembre de 2007

Filantropía misantrópica

Los que fueron mis compañeros en mi anterior trabajo habían pasado por todos los aros y llevaban una vida absolutamente convencional. Como mis amistades son snobs y/o librepensadoras y mi familia liberal a tope (lo de a tope, claro está, es relativismo cultural porque a fin de cuentas esto es Navarra) apenas he tenido oportunidades de conocer a hombres normales. No me refiero a cavernícolas, ojo. Normales. Popularmente conocidos como normales, claro, porque todos ocultamos un cadáver en algún armario (o permanecemos ocultos en el armario mientras el cadáver deambula por ahí). Los encontraba superinteresantes.

Me gustaba coleccionar los raros detalles que soltaban en su charla aburridísima acerca de sus infancias, sus adolescencias, sus relaciones familiares etc,. No se trataba por mi parte de ningún rollo de inferioridad o falta de asertividad. Era… curiosidad antropológica.

En nuestra última conversación surgió el tema de la diferencia de edad entre hermanos mayores y menores, y le pregunté a uno de ellos "¿Cuántos años tenía tu madre cuando dio a luz a tu hermano pequeño?"

Me respondió sin pérdida de tiempo, encantado de tratar algo que no fuese LO HABITUAL (o sea, fútbol, tomateo, política local y demás rollos del Mar Muerto) y el otro estaba dando saltitos en la silla, ansioso por que el primero callara para responder a su vez.

Mis compañeros no solían devolverme las preguntas que les formulaba. Sin embargo eran muy cordiales, pero por lo vi no encuentraban, o no encuentran, demasiadas oportunidades de hablar de sí mismos y no perdían el tiempo con la falsa buena educación.

Lo malo era que cuando se levantaban y cogían los abrigos me hacían sentir culpable, y yo imploraba a los dioses que nunca me comparasen con un dentista de esos que manosean a sus pacientes aprovechando el efecto de la anestesia.