jueves, 27 de septiembre de 2007

La ley del mínimo esfuerzo

Repasando unas estadísticas sobre alumnos inmigrantes aparecidas recientemente en la prensa, he confirmado mis sospechas acerca de las diferencias de actitud que observo entre los chinos y los moros. Mientras que los primeros, siempre que les resulta posible, envían a sus hijos a centros privados porque el nivel de enseñanza es más elevado y porque se les inculca una disciplina, los segundos pasan olímpicamente de cualquier sutileza, envían a sus hijos varones a la pública sólo porque es gratuita con la esperanza de que se pongan a trabajar cuanto antes, y retiran a las chicas sin haber completado su escolaridad para casarlas por la fuerza con el primo tercero que cuida cabras en una aldea del Rif. Resultado: en dos generaciones los chinos alcanzan la judicatura mientras los moros siguen vendiendo alfombras de poliéster por las casas.

Hay que acabar con:

El aburrimiento en el vestir.

Arte es un canal de televisión franco-alemán que debería ser obligatorio por decreto. Hace poco vi un programa suizo acerca de la evolución de la vestimenta en Europa. Estuvo muy bien. Resulta que hasta el siglo XI tanto hombres como mujeres llevaban la misma ropa. Si el hombre tenía que combatir, se echaba por encima una cota de malla, se ponía un yelmo, y listo. Pero cuando empezaron a desarrollarse las armaduras hubo que inventar una prenda que cubriese las piernas separadamente. Sólo una minoría privilegiada llevaba armadura pero entonces, como hoy, las minorías privilegiadas eran modelo para el resto de la sociedad, y todos los hombres empezaron a llevar calzas, que luego evolucionaron hasta el pantalón mientras que las mujeres siguieron llevando sayas hasta comienzos del siglo XX.

Los artífices del programa se preguntaban por qué la ropa femenina es mucho más variada y más colorida que la masculina, y no fueron capaces de llegar a ninguna conclusión. Es curioso que mientras los hombres asiáticos, en sus atavíos tradicionales de gala, mezclen colores, estampados y tejidos a lo loco los europeos nos vistamos aburridamente de gris o de negro. Las europeas tienen mayor libertad, pero relativa. Ni la aristócrata inglesa más echada pa’lante es capaz de conjuntar rayas con topos y estampados de cachemir con mariposas y efectos estroboscópicos, mientras que cualquier cajera de un supermercado japonés se pone todo eso y un peluche en la cabeza y resulta elegantísima.

martes, 25 de septiembre de 2007

Richard Gere, txapeldun

Díos mío, qué bajo ha caído el Festival de Cine de San Sebastiáni. Le han concedido un premio a Richard Gere. Uno de los peores actores de la historia. Eso sí, bonito el pelo, deslumbrante la sonrisa, envidiable la percha.

La pasada semana vi el dvd de “Días de cielo”, una película de Terrence Malick de la que guardaba buen recuerdo. Ganó un oscar por la fotografía y no me sorprende (se merecía alguno más). Está rodada prácticamente durante los crepúsculos; tuvo que ser exasperante. Ambientada en los años diez del siglo pasado, describe un triángulo amoroso en una enorme granja perdida en mitad de las llanuras de uno de esos estados cuadrangulares de Norteamérica. ¿Por qué artisticamente interesarán tanto los triángulos y las infidelidades y esas cosas? Fíjate, por una vez la geometría, la geografía y el amor tienen algo en común.

Bueno, en Ddc se describen labores agrícolas, se retrata el paisaje, se muestra el comportamiento de los animales salvajes y domésticos que se mueven por ahí, se recrean yo creo que hasta olfativamente las vestimentas, se alternan las estaciones… todo engalanado con una banda sonora (en sentido literal) fastuosa y con una música tan bonita que a veces te hace olvidar las imágenes que estás viendo. Vamos, lo mismo que hizo Bertolucci con “Novecento” pero sin carga política.

Todo sublime, excepto los intérpretes. Richard Gere de protagonista. A quién se le ocurrió contratar a Richard Gere. Y Sam Shepard… Qué pareja de bellos sin alma. A veces parece que estés viendo un plublireportaje para la temporada primavera/verano de Cortefiel de 1978. Curiosamente las actrices (Brooke Adams, Linda Manz) son bastante feotas, pero saben actuar. Si Malick hubiese escogido a tipos más duros o simplemente a actores verdaderos, los críticos despiadados no habrían dicho que sólo sirvía para filmar pasteladas. A consecuencia de los varapalos recibidos, se tiró como 25 años o así en un sanatorio mental hasta rodar su siguiente película: “La delgada línea roja”.

lunes, 24 de septiembre de 2007

Pierre Bourdieu

He estado leyendo un artículo muy interesante acerca de la moda de los chalés y las casitas, extraído de “Las estructuras sociales de la economía”, de Pierre Bourdieu. Obedece a la voluntad de los políticos franceses ultraliberales para acabar con lo “social”. Mediante un chalet y el inevitable crédito a largo plazo (esto es aplicable también a los pisos corrientes) se ata a los ciudadanos al sistema económico porque aumenta la dependencia del trabajador con respecto a su puesto de trabajo, ya que perderlo implica no hacer frente al pago de la hipoteca, donde está implicada su vida entera. Es la “despolitización de las clases trabajadoras urbanas”. En un unifamiliar no disfrutas de la solidaridad de los antiguos barrios obreros ni del aislamiento de los barrios ricos, tienes que desplazarte a tu lugar de trabajo a veces durante horas, y estás privado de las relaciones que se tejían en el barrio, en particular la reivindicación sindical, y es imposible crear en el lugar de residencia, que agrupa a individuos socialmente poco homogéneos, una comunidad de intereses y de afinidades sociales relacionados con la pertenencia a un mismo ámbito de trabajo. El “mito de la casita” frustra al individuo y lo atrapa para desmovilizarlo políticamente.

O sea, que más que a la casita, hay que aspirar al palacete.

sábado, 22 de septiembre de 2007

Una mezquita en el Albaicín

Ayer me encontré con un policía, que me puso al corriente de ciertas historias que afectan a algunos parientes comunes en un pueblo de la Ribera.

Bien, el caso es que entre un cotilleo y otro, me contó que hace unas semanas, una sobrina suya (y mía) estuvo a punto de ser violada por un marroquí en la puerta de su casa. Mi madre me contó algo sobre el particular pero conociendo mi posición respecto al islam y los musulmanes en general, dijo que la víctima había sido otra chica. Total, llegué a comer sulfurado como una mona, que diría Albert Boadella, y voy y leo un artículo de mi fondo de recortes pendientes de archivo, relativo a la construcción de una mezquita en el Albaicín granadino.

Soy partidario de la reciprocidad en todos los aspectos de la vida. Si yo permito que tus niños hagan ruido jugando, espero que tú no te mosquees por el volumen de mi tocadiscos. A veces incluso puedo ser generoso sin esperar tal reciprocidad: eso es altruismo. A título individual.

Que una administración sea altruista es claramente un abuso o una dejación de funciones. O algo mucho peor. En materia religiosa, la reciprocidad debería ser un principio insoslayable. Si se permite la enseñanza a las órdenes religiosas, éstas deben renunciar a la financiación pública. Si se permite la celebración de fiestas de guardar, que la Conferencia Episcopal no se inmiscuya en la vida de los no creyentes. Si se permite el proselitismo a una fe determinada, habrá que asegurarse de que en el país de origen de esos proselitistas nosotros podamos hacer lo propio con libertad..

Y con el islam eso no se cumple jamás. Como mucho, en los países considerados progresistas –Marruecos, Túnez y tal vez Jordania-, se consiente que los cristianos celebren sus ritos, y punto. En otros, está terminantemente prohibido –Arabia, Sudán-. La prohibición entraña la pena de muerte. En otros países, como Siria, Egipto o Irán, con importantes comunidades no musulmanas anteriores a la difusión del islam, se presiona para la conversión de sus miembros, aunque teóricamente estén protegidos por ley. En todos las naciones musulmanas, con sharia o sin ella, la apostasía se condena con la pena capital. El único país donde existe cierta libertad religiosa es Bahrein, pero desde hace un par de años, porque su tirano de turno, más ilustrado que el resto, llegó a la conclusión de que no puede exigir libertad de culto a occidente si en su país no se ofrece esa elemental contrapartida.

Bien. Resulta que para todos los árabes, España es tierra reconquistable (hasta el Duero y hasta el Ebro, como mínimo) y están en ello. Aquí en Pamplona han intentado conseguir autorización para abrir un cementerio musulmán. En Granada han abierto una mezquita cuyo minarete pretendía ser más alto que el campanario de no sé qué iglesia que se construyó para celebrar la caída de la taifa nazarí. Las autoridades andaluzas se percataron del asunto y dieron el permiso siempre y cuando redujeran el minarete. Bueno, eso es anecdótico. Lo que no es anecdótico son los tres millones de euros que costó el capricho, financiados por un emir de la Costa de los Piratas. Imagínate la que se armaría si el gran duque de Luxemburgo abriera una catedral en Damasco, por ejemplo, cuyo campanario dejase en ridículo a la mezquita más importante de la ciudad y que bajo la tapadera de dar atención religiosa a la colonia luxemburguesa de Siria trabajara secretamente por el retorno triunfal del cristianismo a unas tierras que cayeron en el poder del islam en el siglo séptimo.

jueves, 20 de septiembre de 2007

Oryctolagus Sapiens

La población real de Pamplona es un misterio. Lleva treinta años estancada oficialmente en 185.000 habitantes, pero a nadie se le escapa que como mínimo, debe de haber el doble pues la nativa crece, a paso de caracol pero crece, y la inmigrante inmigra. Y los alumnos y docentes universitarios siempre han sido muchos (dos universidades y media dan para eso y para más). Los límites de la ciudad no paran de extenderse y a este paso Pamplona ocupará todo su amplio valle (lo veremos), y en el peor de los posibles, alcanzará la banlieue parisiense (lo verán nuestros nietos)

La mitad de las viviendas está vacía. Entonces, ¿para qué construir tanto? Urbanizar no sólo consiste en levantar edificios, consiste en extender líneas eléctricas, trazar carreteras, proporcionar servicios que atentan contra el paisaje, arrinconar a la fauna y a la flora, y convertir la agricultura y la ganadería en algo tan poco representativo de una actividad económica real como lo son las películas de Rocco Sifredi de una relación íntima real.

Ahora mismo se está construyendo, o se va a empezar a construir, en Sarriguren (segunda fase), Lezkairu, Ripagaina, Guendulain y Entremutilvas. A un ritmo constructivo similar, los rusos podrían extender Moscú hasta Vladivostok en medio siglo. Pamplona alcanzará a todas las aldeas de la comarca y los guettos de posmodernos forrados de dinero donde yo no viviría ni aunque me regalaran un chalet. Paradójicamente, el centro histórico de La Ciudad (por antonomasia) se despuebla y se degrada, en beneficio de inmigrantes que contribuyen a su despoblamiento y a su degradación

¿Para qué? ¿Sólo para enriquecer a los promotores, a los constructores y a las entidades locales que venden el suelo? ¿Quién diantres va a vivir ahí? ¿O es que pretenden hacer ley el aburrido lema progre de “papeles para todos” y consentir que se vacíen Africa por Algeciras y América por Barajas?

Hay gente que se está enriqueciendo como un restaurador de virgos sudaneses con esta política demagógica. ¿Por qué no se controla la adjudicación de viviendas de protección oficial a gente con ingresos altos o que luego no vive en ellas? ¿Por qué no se grava fiscalmente a quien mantiene su casa vacía? ¿Por qué se considera un “derecho” y no un lujo superfluo poseer una segunda o tercera viviendas que sólo se ocupan unos días al año durante vacaciones? Cuando hay personas que se independizan a los cuarenta años, y a base de ahorrar, o cuando se consiente que muchos inmigrantes vivan hacinados a razón de familia por cuarto en pisos que parecen komunalkas enanas.

lunes, 17 de septiembre de 2007

Wölfgungschafleigt

Hasta los años ochenta, muchos textos de materias relacionadas con el pensamiento estaban adobados con voces en alemán, como para darles más carácter. En mitad de un párrafo de sesenta palabras sobre biblioteconomía tibetana te soltaban algo como wölfgungschafleigt para definir un concepto incompatible con la mentalidad románica (iba a decir latina, que resulta aún más peyorativo).
Estoy seguro de que son términos tipo Euskaltzaindia: cuatro filólogos aficionados al aguardiente de grosella reunidos para hacer crucigramas y que como no encuentran la palabra exacta que completa una línea, se la sacan de la manga y de paso la incluyen en el diccionario y así justifican sus sueldos.

Claro que a lo mejor, en las materias relacionadas con la fiesta y la juerga, los estudiosos de otros idiomas hacen lo propio con el español y se inventan palabros que suenan castellanos y que no quieren decir nada, pero que quedan profundos. Que se le ocurren a Mariano Ozores y le dan una patada en el culo, y se le ocurren a Henri Lévy-Strauss y le dan el Nobel de Metafísica.

Yo siempre he encontado de muy mal gusto las citas en otras lenguas, sobretodo si las reproducen en su propio alfabeto, que suele ser siempre el griego y con suerte, el árabe (pero el árabe siempre con un tamaño de letra tal que te puedes reventar los capilares de la retina si por un casual conoces la escritura y quieres leerla). Por ejemplo, cuando se sueltan algo como βερδκμλλέοί cuando podrían poner la transcripción literal (ensaladilla), porque ese concepto sí existe en nuestro idioma.

martes, 11 de septiembre de 2007

"Matar a Bill"

El otro día, la Televisión del Estado Español ofreció “Kill Bill”, de Quentin Tarantino, así que las vi nuevamente, y me reiteré en la opinión que me formé la primera vez: un montador con dos cojones debería haber quitado muchas cosas de la segunda parte, la más floja, especialmente el absurdo episodio del adiestramiento de Uma Thurman en China y el interludio aún más absurdo en un putiferio mexicano, por no hablar del poco inspirado discursito de David Carradine acerca de los superhéroes. Nos habría ahorrado una hora de metraje. Eliminando un par de tonterías de la primera parte, que es mejor, (la matanza de los esbirros de Lucy Liu, especialmente) y juntando ambas, habría quedado una estupenda única película. Quentin Tarantino adora los tiempos muertos, y los resuelve muy mal.

Hay que acabar con:

La novelística británica contemporánea. Estoy leyendo ahora una novela inglesa. Mala. Prosa de teletipo. No me gustan los escritores ingleses. Viven en un mundo irreal. En la tercera página ya aparecía una lady No-sé-qué, y en la cuarta los protagonistas estaban hablando de sus escuelas privadas superelitistas. Supongo que antes de terminar el primer capítulo habrá salido un vicario
anglicano comiendo pastel de ruibarbo… Y está ambientada en los años 90 (del siglo XX)…

sábado, 8 de septiembre de 2007

"Defixiones"

He estado escuchando atentamente “Defixiones” de Diamanda Galás, álbum doble en memoria del exterminio de los cristianos de Anatolia a manos de esos turcos ahora tan tolerantes y tan seculares que pretenden entrar en la Unión Europea.

Diamanda Galás es una cantautora terrorífica; o sea, que pega gritos e invoca al diablo y toca el harmonio. No se peina. Tiene una voz de cuatro octavas y media, pero canta mal. Yo al principio creía que el rollo satanista era en plan “Simpathy for de devil” de los Stones: una pose. Hasta que escuché el disco que grabó con John Paul Jones, de Led Zeppelin (“The sporting life”).

Recordareis que los Zeppelines alardeaban de ser satanistas y patatín, patatán, pero nadie les tomaba en serio. Y como el bajista (JPJ) nunca decía esta boca es mía, pues yo convencido de que todo se trataba de una baladronada. Y no.

El disco de Galás/Jones (a parte de ser soberbio) es lo que Marilyn Manson querría producir y no se atreve a concretar (entre otras cosas porque no tiene ni huevos ni talento). Y –lo malo de las mujeres- cuando yo me había formado una idea concreta sobre el fondo ideológico de la Galás, va y sale con este disco cristianísimo, inspirado en la liturgia ortodoxa, cantado en un montón de lenguas (inglés, griego, armenio, arameo, alemán y español) al que sólo le falta el nihil obstat de la censura eclesiástica.


Hay que apoyar a:

La cuadrilla de peones de la construcción con la que me cruzo cada mañana cuando voy a trabajar. Son extranjeros del tipo rubio suculento y probablemente, licenciados en algo. Me llaman la atención porque, a diferencia de tantas otras cuadrillas de magrebíes o rumanos cetrinos y cejijuntos de esos que meten miedo a un exorcista porque van de negro-gris-marrón de los pies a la cabeza y sin afeitar, estos van recién duchados y afeitados, con camisetas anaranjadas o azul cielo y pantalones amarillos o blancos, como si hubieran salido a comprar tablas de surf. No sé qué tal trabajarán, pero seguro que animan mucho el andamio

Hay que acabar con:

El monoteísmo.
Cada día me convecen menos las dos grandes religiones monoteistas: el judaismo y el islam. Dios es múltiple (en el caso de que exista). Yo creo que el hinduismo (qué decir del chamanismo siberiano) está mucho más cerca de la verdad. Y como el cristianismo en realidad es politeista (dentro de un orden) (como bien saben los rabinos ultraortodoxos y los ayatolas más conservadores) me parece preferible a otras religiones reveladas de todos conocidas. Claro que lo mejor es la teoría gnóstica de cielos superpuestos, cada uno con un dios menor que sirve de mediador-obstaculizador entre el creador y nosotros…

Nunca comprenderé por qué la gente adora a dios. No tiene orgullo. No tiene complejos. Es dios. Si quisiera podría pulverizarnos a todos en el acto. No necesita que le digamos lo todopoderoso que es, lo bien que se porta con nosotros y lo mona que le ha quedado la Creación. Si lo necesitara, sería para echarse a temblar.

Y yo creo que lo necesita: por eso la única oración justificable es la preventiva.

No hay que considerar su infinita bondad, sino su infinita maldad (o por lo menos, su infinita negligencia) Tienes que rogar por que no mande terremotos, pandemias, subidas de los tipos de interés o amores no correspondidos. Pedirle que te cure ese cáncer que ya padeces o un poco de suerte con la lotería es contraproducente, es como la exigencia de papeles para todos de esos inmigrantes ilegales que se encierran en una iglesia, se mean en los confesionarios y queman un cristo para calentarse cuando deberían pasar lo más desapercibidos posible y suplicar porque su situación no empeore.

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Colaboradoras sexuales remuneradas

Encuentro nauseabundo el empeño de ciertas personas políticamente correctas para normalizar el “trabajo” de las antes putas, hoy “colaboradoras sexuales remuneradas” (o algo así). Lo más sorprendente es que muchas de estas moralistas posmodernas sean mujeres. Abogadas, sociólogas, psicólogas y orientadoras escolares que antes de abrirse de piernas ante un cliente preferirían pedir limosna a la puerta de una iglesia. Hipócritas. Deberían ser solidarias vaginal y no sólo oralmente (y de boquilla).

Si yo fuera mujer y trabajadora de verdad pondría el grito en el cielo. Una cosa es respetar a las putas como personas, pero ¿como “productoras”…? Y eso de que la mayoría de extranjeras vienen aquí engañadas es mentira cochina. ¿Cuántas canadienses, noruegas o luxemburguesas hay en España haciendo la calle? Ninguna. Todas vienen del tercer mundo (o del cuarto) porque en un día sacan aquí lo que en su país en seis meses, y sin especial cualificación.

No digo que no haya malos tratos e incluso situaciones de esclavitud, pero muchas denuncias son cara a la galería, o para salvaguardar la autoestima. Y de acuerdo con que es un problema que la sociedad “debe” solucionar. Pero nunca se llega al meollo del asunto: a las mujeres no les gusta el sexo (que si les gustara, no habría ni una puta ni media)

La prostitución degrada al cliente y a la puta. Transforma una forma de conocimiento íntimo divertida para ambas partes en algo sucio, valorable en dinero o especies.

Todo el mundo tiene su nicho ecológico. Yo no puedo ligar con Cameron Díaz. Pero tampoco puedo pagarle un polvo, que ya me gustaría porque además de estar muy buena parece divertidísima. El mundillo de productores y directores de reparto de Hollywood no es mi nicho ecológico. Mi nicho ecológico es el de los pajilleros de la tercera fila de butacas de los teatros de varietés. Yo puedo ligarme a Dolores Montevenus, comerrabos del Teatro Chino de Manolita Chen, y sin soltar un duro. Entonces, ¿por qué pagar?

Es mucho más satisfactoria una conquista trabajada. Acostarse con alguien porque le gustas y te gusta a ti aumenta la autoestima. Pagarle un polvo a Miss Guapa con Gafas 1985 puede hundirte en la miseria.

Las mujeres tienen que comprender que follar es bueno para la salud y que la caridad bien entendida empieza por una misma. Si la prostitución fuera abolida, las chicas que van vestidas como putas podrían seguir vistiéndose así sin que se indignara nadie.

lunes, 3 de septiembre de 2007

Títeres

En respuesta a las reacciones de la anotación zodiacal.
Yo creo que el libre albedrío es un invento de la curia vaticana, y que la casualidad no existe. La casualidad está determinada por la voluntad de personas que ignoran su capacidad para desencadenar acontecimientos.
Una chica rellenita fracasa en todas sus dietas no porque no ponga empeño, sino porque un doctor brujo del Alto Orinoco ha soñado con ella en el transcurso de un chute de hierbas alucinógenas y le ha parecido que está bien como está. O tú pierdes las llaves de casa y las encuentras no porque las busques donde las tiraste descuidadamente, sino porque un limpiabotas de Manila o un agente inmobiliario de Vladivostok ha decido que todo aquel que ese día pierda algo lo encuentre.
Hay que dar con la persona que sostiene (sin saberlo) los hilos de nuestra vida.

Hay que acabar con

Las carreras universitarias memorísticas.
Estudiar machaconamente por obligación acaba con la curiosidad del espíritu más inquieto (y espíritus inquietos, desengañémonos, hay pocos). Al final, lo mejor es la formación humanística no reglada: cursillos, charlas, lecturas, viajecillos… El día que las empresas se den cuenta de que es mucho más provechoso un ejecutivo tutti-frutti sin titulación superior que un tiburón postgraduado en Harvard con doce masters se les habrá acabado el chollo a las universidades, y los catedráticos tendrán que ponerse a trabajar de verdad. Ciertos estudios universitarios –y las oposiciones para notario o jurista, etc.- anulan algo en ti, del mismo modo que anulaba algo en ti el servicio militar obligatorio. Te hacen una persona menos libre.

Los psicólogos.
Se ha puesto de moda renegar del perfeccionismo. Es la última imbecilidad de los psicólogos. ¿Y la satisfacción de que las cosas sean como deben ser y no de cualquier manera? Ojalá les opere un cirujano no-perfeccionista o les transporte en avión un piloto no-perfeccionista. Me gustaría ver entonces si sirven de algo sus terapias anti-estrés y sus teorías acerca de la relatividad de las preocupaciones.

sábado, 1 de septiembre de 2007

"Lost in Traslation"

Ayer estuve viendo "Lost in Traslation", que los críticos en su momento pusieron por las nubes. La verdad es que la vi con muchas reservas puesto que se trata de una película de Sofía Coppola, autora de "Las vírgenes suicidas", un horror sin paliativos que me hizo perder la fe en el cine durante una larga temporada. LiT Cuenta la historia de un cincuentón y una veinteañera que coinciden por motivo de trabajo en un hotel y se hacen mutua compañía para aligerar sus soledades. Todo muy corriente, salvo detallitos sin importancia como que él es un actor que está rodando un anuncio publicitario por el que le pagan 2.000.000 de dólares, y que ella es una licenciada en filosofía con problemas existenciales, esposa de un fotógrafo exitoso, y que el hotel es el más exclusivo de Tokio. Vamos, real como la vida misma. Si se desarrollara por ejemplo, en Vigo, y se alojasen en la Pensión Rianxeira y él fuera un comercial y ella una cajera de supermercado seguro que no la nominaban a los Oscar. Pero claro, con la excusa japonesa, te sacan unas escenas de ikebana, el monte Fuji, las apreturas del metro, las inevitables anécdotas gastronómicas, los equívocos lingüísticos… todo bien adobado con música moderna y luces de neón y, hala, los críticos deslumbrados.

Curiosamente, son los mismos críticos que luego se extasían ante una película inane de las islas Far Oer o de Burkina Faso. Tal vez para compensar, ahora que lo pienso.

Hay que acabar con

La gente incapaz de captar la ironía. Por ejemplo, te inventas una población ficticia (Villachotos del Páramo) y una disciplina científica (fonoterapia) que disimulen el objeto de tus diatribas, y empiezas a recibir cartas de protesta gracias a las cuales averiguas que hay un Villachotos del Páramo cerca de Ponferrada, otro en el estado de Chihuahua, Mexico, y un despoblado a treinta kilómetros al norte de Tucumán, Argentina. Y resulta que el Colegio Profesional del Muy Antiguo y Noble Gremio de Fonoterapeutas ha interpuesto contra ti una demanda por difamación ante la Sala de Crímenes Capitales del Tribunal Supremo.

Hay que defender a:

La candidatura de Carmen Santonja y Gloria van Aerssen (Vainica Doble) para el Premio Cervantes. ¿No se lo han dado a Bob Dylan? ¿No se postula a Bob Dylan para el Nobel de Literatura, que ya han dado a Darío Fo y a Elfriede Jalinek -por ejemplo-? Elena y Gloria son mejores poetisas que Bob Dylan, y tocan la guitarra mejor, y cantan mejor, y son más simpáticas y más guapas. Aprovechemos que una de ellas todavía vive. También defiendo la candidatura de Alfonso Pérez, el letrista de los Esclarecidos, que es UN GENIO.