martes, 29 de mayo de 2007

Himnos

El único himno nacional que me gusta es de Italia. Marchoso y pegadizo. Creo que se lo encomendaron a Puccini, o a Verdi. A uno de esos compositores operísticos que, al revés de los alemanes, se preocupaban de la melodía y de la armonía. El de Alemania parece obra del doctor Mabuse. A los alemanes les preocupa más la letra que la música, y quienes encontramos antipático su idioma torcemos el gesto cada vez que en cualquier competición internacional sube un germano a lo más alto del podio, lo que sucede con desesperante frecuencia.

El himno de España me parece feo como pocos. La bandera me gusta. No hablo de simbolismos, sólo de combinación de colores. La diseñaron para que los barcos fueran reconocibles a distancia, y dieron en la diana. Podrían tomar nota las naciones eslavas: todas sus banderas son versiones de la rusa: blanca, roja y azul (que a su vez parece una versión de la francesa, pero con bandas horizontales). Claro que como la mayor parte de esas naciones no tiene salida al mar, da lo mismo.

Yo creo que cada país debería recurrir a sus fondos musicales patrios con el fin de mejorar los himnos (dejaremos las banderas para otra ocasión). El de España debería ser la famosa copla que dice aquello de “De España vengo, soy española…” de la opereta “El niño judío”. O si no, el “Aserejé” (pues con él mataríamos dos pájaros de un tiro: no sólo dispondríamos de un himno con letra, para deleite de los militarotes y de los fachas en general, sino que además dispondríamos de un himno con coreografía, y eso evitaría que nuestra representación olímpica desfilara como desfila, en plan almogávar).

Lo de Alemania tiene difícil solución, porque no puedes poner la “Carga de las Valkirias” de Wagner. Imagínate el mosqueo de los polacos y de los checos. Ni puedes poner nada de Nina Hagen, porque el público de –es un suponer- el mundial de Futbol difícilmente podría corearlo desde las gradas. Yo creo que el himno ideal es la canción de “la Abeja Maya”. Y matando dos pájaros de un tiro: los japoneses deberían cambiar ya mismo ese horror de himno que tienen por la canción de “Heidi”. Los suecos, claro está, la canción de “ Vickie el Vikingo”. Para los noruegos no se me ocurre nada (todavía).

Otro himno que no me gusta es “La Marsellesa”. Demasiado rimbombante, y con la letra menos políticamente correcta que quepa imaginar. Sería mejor que recurrieran a la “Carmen” de Bizet. De acuerdo que el trasunto es poco francés, pero Francia nunca ha sido muy francesa: hay más moros en la banlieue parisiense que en todo el Magreb.

Holanda: algo porno. El “Je t’aime moi non plus” de Jane Birkin en neerlandés. Imagínate la visita oficial de la reina Beatriz, con la banda del aeropuerto interpretando esa melodía inolvidable y, no sé, a Rocío Jurado (si no estuviera muerta) cantándola.

Para los británicos nada como una canción de Kate Bush: “Oh England, my lionheart”, que quedaría de maravilla coreada por los hooligans con una pinta en una mano, la otra en el corazón y un lagrimón corriéndoles por la mejilla.

Siguiendo con estrellas del pop (y con las exclamaciones): para los EEUU nada mejor que “Oh Superman” de Laurie Anderson. Lo malo es que dura ocho minutos. Pero ellos son muy dados al patrioterismo y no creo que les importe.

Los canadienses podrían sacudirse su complejo de inferioridad respecto a los estadounidenses con una canción aún más larga (“Oh my, my” de Jane Siberry, que dura veinte minutos). Sería deseable que nunca ganaran nada.

lunes, 28 de mayo de 2007

Somos legión

El Diario de Navarra publicó en su edición del día 23 un artículo alarmista acerca del envejecimiento de la población y la necesidad imperiosa de admitir un mínimo de tres mil inmigrantes anuales para compensar la falta de insensatez (o de fertilidad) de los úteros forales.

Me sorprende esta postura demagógica, profundamente egoísta, descaradamente religiosa. Demagógica, porque es lo que parece que la mayoría de la gente quiera oír (¡Envejecemos, dentro de poco se abolirá la jubilación!). Egoísta porque sólo pensamos en nuestro bienestar sin importarnos que el planeta reviente (y ya está reventando); el ser humano es una plaga, y va siendo hora de tomar conciencia y de reparar los daños que le hemos infligido. Y religiosa, porque detrás de estas monsergas se oculta la chaladura pro-multiplicación conejil del cristianismo, del islam, y del judaísmo, religiones surgidas de un desierto del que nunca debieron salir.

En un mundo donde no cabe un alfiler una sociedad desarrollada, como la navarra, debería considerar la necesidad no de aumentar la población sino de reducirla el máximo posible. Pienso que no faltan nacimientos, sino que sobran viejos. Y cuando yo sea viejo, seguiré pensándolo, y si no soy capaz de arreglármelas por mí mismo será mi problema y no de la sociedad. Yo no quiero que me haga la cocina una mucama antillana ni que me tome la tensión un enfermero chino. Si no tengo hijos que se ocupen, o quieran ocuparse, de mí, deberé asumir las consecuencias y no obligar por egoísmo a que el cantonés y el pidgin sean las nuevas lenguas co-oficiales

lunes, 21 de mayo de 2007

Elecciones de mayo

Las elecciones forales del domingo son mucho más interesantes de lo que se preveía en un principio. Las encuestas han pasado de “UPN ganará tras la última torpeza socialista” a “UPN perderá tras la última torpeza popular”.

UPN tendrá dificultades para formar gobierno porque su socio actual, CDN, no sacará los cuatro diputados que tiene ahora. Es curioso que Juan Cruz Alli, el presi de CDN, sea con diferencia el político navarro mejor valorado y a la vez uno de los menos votados. Misteriosa que es la gente que pasa por las urnas.

Debido a una de esas prácticas estadísticas que no entiende nadie, los partidos abetzales (de la extrema derecha a la extrema izquierda, habría que haberlos visto elaborando su programa común) sacarán más representación con los mismos votos si se presentan coaligados, y es lo que van a hacer.

Dicen que el partido comunista no sacará representación, pero que subirá el socialista. No me lo creo.

El partido socialista de Navarra es “de fiar” pero todo el mundo desconfía (empezando por sus militantes) de las consignas que haya podido recibir de Madrid. No tiene la independencia que tiene UPN respecto al PP, y eso siempre pasa factura. Aquí interesan mucho más las políticas autonómica y local; la nacional es una cosa nebulosa y lejana. Además, el PSN está marcado por los escándalos de la década de los 80 (cuando nombraron a Roldán delegado del gobierno central y corrompió todo lo corruptible). Las autoridades socialistas pagaron sus culpas (el presidente Urralburu acabó en la cárcel, y no sé si continúa dentro), hubo una purga ejemplar, mucha gente dejó el cargo sin transfuguismos… En fin, que el PSN demostró un nivel de civismo envidiable del que podrían tomar nota en otras regiones. Pero no fue bastante. Como en las guerras civiles, la sociedad no pasará página hasta que no hayan muerto todos los actores de la tragedia. Y por si el sambenito de corrupto no bastara, el PSN porta también otro –mucho más vistoso- que nos recuerda que en su momento (allá por el paleolítico medio) defendió la inclusión de Navarra en Euskadi.

Así que por muy desgastada que esté la legislagura, yo no me atrevería a pronosticar que UPN salga derrotado en las elecciones. Hay 40.000 votantes indecisos, y mucha gente “firmemente” convencida cambiará de voto en el último momento sólo porque su tendero simpatizante de Nafarroa Bai le devuelva mal el cambio o la vecina jamona afiliada a UPN le guiñe el ojo bajando las escaleras.

A mí me parece fenomenal que cambie el gobierno. Que pacte el PSN con quien haga falta: con el diablo o en su defecto con Na-Bai. No hay nada más eficaz para disipar la euforia del electorado que la acción de gobernar. Hacer oposición es muy fácil y los partidos que saben que nunca alcanzarán el poder (por ejemplo, el Carlista, el Comunista o el del Cannabis) pueden prometer la luna; los partidos con posibilidades son mucho menos fantasiosos pero aun así dicen cada tontería…

Lo más interesante es el ambiente que, dicen, se respira en la Administración. Dentro de un par de semanas tendrán que cesar consejeros, directores generales y directores de servicio, arrastrando consigo a las jefaturas menores en comisión (que son casi todas). Normalmente el cambio de legislatura no reviste importancia porque casi siempre gana el mismo partido, con unas alianzas u otras: aprovechando la coyuntura, un consejero se jubila o se le hace jubilar, y cambian algunos pocos puestos de libre designación. Pero las circunstancias actuales son distintas: todos cesarán definitivamente, y su interinidad durará lo que duren las negociaciones para la formación del nuevo gobierno. Una catástrofe. La de gente que tendrá que volver a sus puestos de origen sin jefaturas ni hostias. Maestros a los institutos (crecerá el fracaso escolar), médicos a los hospitales (el índice de mortalidad se va a disparar), abogados a los despachos (se perderán pleitos a montones)…



viernes, 18 de mayo de 2007

a un amigo argentino

Todos tenemos un amigo argentino. Es algo ahora tan inevitable como lo ha sido siempre tener un peluquero charlatán o una sobrina adolescente con más tetas que cerebro. A veces, la comunicación con nuestro amigo argentino es obstruida por barreras idiomáticas y mutuos prejuicios, por el temor a herir sus sentimientos cuando entrechocan sus extraños complejos australes y nuestra prepotencia de nuevos ricos boreales. Resulta difícil decirle que le queremos aunque no se lo demostremos del modo en que está acostumbrado, y nos gustaría aclarar algunos asuntos que nos harían quererle más si los hubiéramos hablado y tuviéramos valor. Nos gustaría decirle:

Que está muy bien que mantengas tu manera de expresarte y que refuerces tus señas de identidad, pero que a veces sospechamos que exageras y que estás interpretando un papel, que la gente en Buenos Aires (o en Tucumán, nos da lo mismo) es menos gauchesca.

Que no necesitas fingir pasión (ni siquiera interés) por el futbol pues aquí nadie es menos hombre si prefiere otros deportes, o si lee un libro.

Que no tienes por qué insistir en hablar de esas novias que aún no nos has presentado porque viven en Corea del Norte o en Santa Elena: no nos preocupa que seas maricón, nos preocupa que seas desgraciado.

Que no todos los españoles han emigrado a América en alguna ocasión. Nosotros no lo hicimos, y nuestros antepasados tampoco (de lo contrario, no estaríamos aquí)

Que tú, pudiendo haber emigrado a Masuria, a Calabria o al valle de la Bekaa, de donde proceden tus abuelos, has venido a España porque investigando tu árbol genealógico encontraste el nombre de una mucama gallega con la que tu bisabuelo ashkenazi tuvo un desliz. Si has elegido España frente a Polonia, Italia o el Líbano será porque algo te gustará de nosotros ¿o fue por una apuesta perdida?

Que no queremos entender el peronismo, y que no nos interesan las revindicaciones argentinas sobre las Malvinas, y que adelantándonos a tu contraataque: nos importa un rábano que Gibraltar siga siendo británico durante los próximos dos mil años.

Que aquí los psicólogos tienen la misma consideración social que las echadoras de cartas, y que no está bien visto seguir ningún tipo de terapia, aunque te sobren el dinero y el tiempo necesarios.

Que has huido de un país que no funciona e intentas repetir los comportamientos que hacen que no funcione, aquí, donde las cosas son de otra manera. Las leyes están para cumplirlas, y pagar impuestos nos beneficia a todos.


Que tan racista es tu manera de mirar a un boliviano como mi manera de mirar a un moro.

Que un insulto dicho con cariño no deja de ser un insulto, y que a nadie le gusta tener un mote cruel.

Que Maradona nos parece un analfabeto drogadicto gordo y con un pésimo gusto para la ropa y para las compañías, que no valoramos sus habilidades futbolisticas y que si se hubiese dedicado a una profesión de verdad en un país minimamente serio hace años que estaría en la cárcel.

Que dios, o yahveh, o bog, o alá, o baal o lo que sea que adoraban tus antepasados, porque tú eres ateo aunque ultraconservador, no es argentino.

Que no tienes el menor derecho a intentar convencernos de que Navarra forma parte del País Vasco, sólo porque estabas secretamente enamorado de tu profesor de matemáticas, que se apellidaba Lazcano o Iturriagagoitia, y que una vez te puso un aprobado que no merecías.

Que el hecho de que los colonos mataran a todos (o casi todos) los indios y prefirieran comerse el ganado vacuno antes que torearlo no ha evitado que Argentina sea lo que es: un país sudamericano.

miércoles, 16 de mayo de 2007

Un hombre solo

Caminaba por la calle a la par (bueno, unos metros por detrás) de un hombre maduro (pero intemporal) muy interesante y no pude evitar fijarme. Además, coincidíamos en los pasos de cebra. De esos tipos muy guapos pero nada espectaculares que luchan por pasar desapercibidos y que, de una manera u otra, despistan el radar de las buscalíos más peligrosas. De esos tipos que pudiendo acostarse con quienes quisieran se casan con chicas ultradecentes a las que conocen nada más iniciada su pubertad y a las que son rigurosamente fieles desde el primer beso robado.

Viril sin exageraciones ni tonterías. Aspecto saludable. Rasgos impecables. Un cabello castaño (en su infancia, rubio) estupendo, bien cortado. Hombros anchos y rectos, y una proporción ideal respecto a la longitud de brazos y de piernas. Vello por encima del cuello de la camisa. Mediana estatura y planta atlética del natural: sin mantenimiento. Ausencia absoluta de tripa.

Llevaba ropa muy usada, muy lavada que le sentaba como un guante. Habría estado igual de bien con una camiseta de poliéster raída y agujereada que con un traje de seda italiana hecho a medida

Inmediatamente supe que era inteligente. No sé, tal vez no listo, pero sí inteligente. No fue por adornar con virtudes intelectuales a quien parece tener todas las físicas, digamos que lo deduje por su actitud. El mismo tipo caminando de otra manera, con un corte de pelo distinto, con una sudadera llena de letras en inglés, con unas deportivas de colorines criminales o al lado de un pit bull terrier, habría transmitido una impresión totalmente distinta.

¿A qué se dedicará? Probablemente desempeña un oficio de esos mal considerados, mal pagados, sin el prestigio social de los apoderados de banca o de los agentes inmobiliarios, de los estomatólogos o de los letrados, pero mucho más interesante. No sé, tal vez guarda forestal o liquidador de centrales nucleares, o pescador de altura (no, tenía una piel casi perfecta). Fundidor de campanas o cazador de fieras vivas, algo así.

Hay que acabar con:
La política-ficción:
"Alguna vez me he preguntado qué pasaría si un país que no funciona, tipo Ecuador o Argentina, decidiera autodeterminarse al revés. O sea, no reclamar la independencia, sino la dependencia. Que no se limitara a adoptar el dolar como moneda de cambio, sino que pidiese la anexión por parte de los EE.UU., o la vuelta al redil de la Corona Española. ¿A que sería chocante? Aquí mareando la perdiz de la autodeterminación de Treviño, y medio continente americano suspirando por ser convertir a sus ciudadanos en europeos de ultramar".
(Este delirio de política-ficción no es mío sino de Rebeca Manderley.)

jueves, 10 de mayo de 2007

"Master and commander"

Ayer estuve viendo “Master and commander” de Peter Weir. Es buena, pero está a años luz de “La última ola”. Aun y todo me gusta bastante más que cualquiera de los libros de Patrick O’brien, en los que se inspira. El tema marinero me aburre porque soy del interior. Además, las novelas de O’brien me parecen arquetípicas y de una misoginia que asustaría a un moro. Pintan a Napoleón Bonaparte como si hubiera sido una mezcla de Hitler y Stalin, y su autor está convencido de que todo el mundo debe gratitud eterna a Inglaterra por habernos librado del Tirano.

Pero “Master and commander” es entretenida y yo creo que realista, sin demasiadas chorradas patrióticas, y sin trama romántica metida con calzador.

Muy dura a veces, pero excesivamente decorosa... Imagino que en un barco de la época lleno de grumetes y de guardiamarinas adolescentes guapitos por un lado y de soldadotes y marinos resabiados y peludos por otro, realizando singladuras de meses, tenía que haber algo más que suspiros y miradas de soslayo. Pero, en fin, Hollywood y su mojigatería.

La mejor conclusión que saqué de esta película, es que la guerra es un horror, y que la guerra en un barco es un horror más horrible todavía.

martes, 8 de mayo de 2007

Aaah..., de Moscú a NuevaYork...

El domingo fui con la prensa a cuestas a un bar de esos como hay miles en esta ciudad, sin otros periódicos que los regionales y a lo sumo, el Marca. No es como para pretender que ofrezcan Le Monde Diplomatique. Los tres o cuatro que ponen a disposición a sus clientes El País o El Mundo están siempre de bote en bote y suelen tener lista de espera, así que normalmente acudo con mi propio periódico bajo el brazo.

Me senté frente a un grupo que inmediatamente atrajo mi atención: seis personas de aspecto balcánico que no decían ni mú, alrededor de unos vasos de refrescos con telarañas. No me habría fijado si no hubiese sido porque los seis miraban insistentemente a un tipo sentado en la mesa de al lado, el típico señor casado y del montón aunque con pintas de haber sido, cuando vivía, jugador de rugby universitario y exitoso con las mujeres.

El grupo de balcánicos (agucé el oído todo cuanto pude y les calé: rumanos) estaba integrado por un matrimonio y sus cuatro hijos, dos chicos y dos chicas. Vistos muy por encima todos parecían de la misma edad; los padres demasiado bien conservados, y los hijos prematuramente envejecidos. Nunca dejará de sorprenderme lo pronto que se reproduce la gente en otros países.

La hija menor, una especie de ex-nínfula con demasiadas curvas, era la que más miraba al señor de la otra mesa. Me planteé que tal vez no fuera un grupo familiar, sino el reparto de una película porno en un descanso para reponer fuerzas (habían tomado Biosolan y Aquarius y esas cosas y todos parecían muy cansados). Pero no, claro.

No pude entender lo poco que decían porque a mi lado se habían sentado dos chicas (vestidas con chandal) que comentaban a grito limpio sus planes para el fin de semana. No eran sordomudas, ni particularmente tontas. Sólo egoístas. Hablaban como si el bar estuviese vacío y prepararan las cuerdas vocales para un casting de “La Revoltosa” o de “La Verbena de la Paloma”. Total, que aunque no había manera de aclararse yo me esforzaba en entender algo. Deformación profesional.

¿Qué tenía ese tipo de particular? No era especialente guapo, no había pagado con un billete de 500 euros, no lucía una ropa muy cara, ni llevaba reloj. Y sin embargo, la hija adolescente no le quitaba ojo, y los demás también le miraban mucho. Igual estaban al quite por si ella se le lanzaba a la yugular (a la yugular de la entrepierna). En mi vida no me he cruzado con tantas ninfómanas como James Bond, pero reconozco a una en cuanto la veo. Esa chica estaba humedeciendo las bragas (en el supuesto de que las llevara puestas). Pero había algo más. Y no lo descubrí, por culpa de las dos inútiles sentadas a mi lado.

El hombre felizmente casado (supongámoslo así: su mujer era una preciosidad rubia y sus dos niños, deliciosos) se levantó y se fue sin haberse enterado de nada, y la familia rumana, acabada la diversión, se puso en pie con mucho trabajo y desapareció.

Apelliditis

El Diario de Navarra publica cotidianamente una sección dedicada a los apellidos navarros. Se presenta uno, normalmente poco o nada oído, se explica su etimología, se dice cuál es su origen, quiénes lo portaron y dónde se recogió por vez primera. En Navarra el asunto de los apellidos es delicadísimo e importantísimo. Hay gente asentada aquí desde hace veinte generaciones cuyo apellido, de origen gascón o bearnés, aún levanta sospechas. En cuanto te cogen confianza los navarros te sueltan lo que yo llamo “la retahila”, o sea, sus doce o catorce apellidos conocidos. Si no te la sueltan es porque, ay, no se atreven a hacerlo, ya que alguno les falla.

Los autores de la sección presentan de vez en cuando un apellido de los corrientes en toda España, como García o Martínez, y se apresuran a decir que pueden ser y probablemente sean, de origen navarro y que forman parte de un apellido compuesto cuyo final se perdió. El nivel de autoestima de los miles de navarros cuyos padres llegaron de Andalucía y de Extremadura en los años setenta ha mejorado notablemente y el todopoderoso gremio de farmacéuticos ha protestado porque el consumo de Trankimazin va a la baja.

Se aproximan las elecciones. Este año mi voto le toca al Partido Carlista. Es algo perfectamente inútil, y totalmente democrático. Lo hago como castigo a los partidos mayoritarios. He escogido al Carlista entre todos los partidos minoritarios o folclóricos porque en las últimas elecciones sacó un número considerable de votos (568) y porque su lista es la única que incluye casi exclusivamente apellidos navarros tradicionales (dentro de un par de generaciones apellidos como Abdelkader, Velasques o Sevchenko serán ya no sólo tradicionales, sino inmemoriales, pero de momento no lo son).


Hay que apoyar a:

Los políticos con oratoria. Dan gusto los políticos franceses. No es que sean más inteligentes ni estén mejor preparados que los españoles, pero hablan de maravilla. Ves a Segolène Royale aceptando la derrota y te entran ganas de votar socialista. Ves a José Luis Rodríguez aireando la victoria y te entran ganas de averiguar en qué colegio estudió para no mandar allí a tus hijos. Me hierve la sangre cuando le escucho decir “libertáz” y “Madríz” y “prosperidáz”,liberalizar”,aperturizar”,aumentalizar” y cosas de esas. Pero lo peor es cuando dice “ciudadanos y ciudadanas”, que es un calco pobretón del “los vascos y las vascas” de José Luis Ibarretxe. Por cierto, antes me molestaba un poco que los periodistas pronuncien Sarkozy a la francesa, cuando deberían pronunciarlo a la húngara, o a la castellano-manchega si no se conoce la fonética magiar (yo no la conozco, pero creo que el acento tónico recae siempre en la primera sílaba) hasta que alguien mucho más sensato que yo me llamó “tiquismiquis”. De todas formas, me sulfuro como una mona (en inolvidable expresión de Albert Boadella) cuando esos mismos periodistas dicen Albert Camí en lugar de Albert Camus.

sábado, 5 de mayo de 2007

"Las asombrosas aventuras de Kavalier y Clay"

He leído una novela de Michael Chabon, escritor estadounidense a quien llegué gracias a una crítica hipérbólica de “Revista de Libros”.

Le dieron el Pulitzer. Que me lo expliquen, por favor ¿Es un premio tipo Planeta o es que no había nada mejor que premiar?.

Narra la peripecia vital de un refugiado centroeuropeo en los EE.UU. El principio es bueno, con la huida del protagonista de la Checoslovaquia invadida por los alemanes, dentro del sarcófago que esconde al auténtico Golem de Praga, pero a partir de su llegada a los EEUU el argumento deja de interesar a no ser que seas (no es mi caso) un forofo del comic de superhéroes de los años cuarenta. No hay evolución dramática, ni peripecia vital, ni romance, ni nada de nada. Ni siquiera hay una acumulación de sucedidos. El contrapunto al protagonista es su primo, a quien Chabon podía haber sacado mucho provecho en vez de ningunearlo del peor modo mientras se obstina en describir durante centenares de páginas las aburridísimas entretelas del negocio de la historieta americana para terminar en un sorprendente y decepcionante (por lo breve) capítulo ambientado en la Antártida que no pega ni con cola con todo lo anterior, antes de rescatar al pobre Golem convertido en polvo como si hubiera hecho una lectura apresurada de las primeras páginas y se hubiera dado cuenta de que la novela quedaba coja. Lástima, porque Chabon se esfuerza en escribir bien. Pero no lo consigue y para colmo, lo que cuenta no interesa. Eso sí, el libro es muy agradable al tacto y a la vista, como todos los de Mondadori, aunque algunos errores de imprenta tornan incomprensibles ciertas frases

Hay que acabar con:

Los escritores americanos que edita Mondadori. A cual peor.

Aparecer a posta en el libro Guinness. Ojalá la fuerza aérea israelita utilizara como polígono de tiro los pueblos esos donde se hace la morcilla más larga del mundo o la paella más enorme. Otra cosa es la duquesa de Alba o la niña que estuvo hipando durante 38 días seguidos, que aparecen en el libro en contra de su voluntad..

La mala costumbre periodística de llamar a los negros “subsaharianos” y a los gitanos “de etnia gitana” y a las putas “colaboradoras sexuales remuneradas” y a los subnormales “disminuidos psíquicos” y a los homosexuales “gays” y a las mujeres “homínidos hembras”.

Hay que apoyar a:

Las mujeres a las que les gusta el sexo. Ese uno por mil tan mal considerado. Esas chicas cuya sensatez les impide ser prostitutas o parlamentarias del partido liberal italiano y que follan exactamente igual que un hombre: porque sí.

Las personas que hasta hace un par de años alertaban sobre el cambio climático y eran tachadas de locas por la derecha bienpensante y librecambista.

viernes, 4 de mayo de 2007

"Nieve"

He terminado de leer “Nieve” de Orhan Pamuk. He obviado las últimas cien páginas. Aun así el libro me parece bueno, solo que resulta confuso y lo he leído un poco a trompicones de modo que al final no me he enterado de las circunstancias de ciertos personajes. El estilo es elegante, y la historia muy sugestiva, sobretodo al principio (Ka, el protagonista, un hombre derrotado por la vida que viaja a una provincia de Turquía oriental con la esperanza de conquistar a la mujer de la que está enamorado...), pero luego decae debido al empeño del autor por hacer una descripción panorámica de un microcosmos. En fin. Lo mejor tal vez sea el leve tono nostálgico de tiempos mejores (la dominación zarista, la dominación armenia, los primeros años de la república kemalista) en contraste con la cochambrosa actualidad. Una novela muy instructiva, pero moralmente dudosa aunque pase de puntillas sobre la persecución de los cristianos. Soy de la opinión de que hay que tomar parte. Orhan Pamuk no puede retratar equidistantemente a los fanáticos musulmanes y a los militares laicos represores y compensa sus simpatías (y sus antipatías) de una manera un tanto burda.

Por cierto, en su momento El País Semanal publicó una entrevista concedida por Orhan Pamuk a Rosa Montero. La Montero, una fanática de la corrección política y de la idea de Europa como una especie de granja versallesca, rozaba el rizo del ridículo y de la ñoñería, de la visión de anteojeras y de la insensatez más insensata, consiguiendo que su entrevistado replicase a sus estúpidas preguntas y sus torticeras argumentaciones soliviantado desde el principio hasta el final. Lástima que no la recortase.

jueves, 3 de mayo de 2007

publicidad y propaganda

Haciendo zapping vi un anuncio francés muy gracioso. Sale una pareja después de echar un polvo. El está en la cama, ella se levanta y va al baño. Entonces él abre el cajón de la mesilla y saca un test del embarazo y va donde la chica y le dice que lo use. Ella replica que a ver si está loco y que sólo se conocen desde hace dos días y que usando preservativos casi no hay riesgo de embarazo. Entonces él le dice “Pero hay esperanza”. “¿Esperanza de qué?” pregunta ella y se echa a reir. Cambia el escenario y aparece el tío en un concesionario de coches mirando con fascinación un monovolumen enorme y una voz en off dice “No hace falta ser padre para poder disfrutar del nuevo Renault Nosécuántos”. Está muy bien porque primero te intriga y después te pilla por sorpresa. Un anuncio ingenioso y sencillo que te obliga a mirarlo de principio a fin.

martes, 1 de mayo de 2007

Están locos estos italianos

La RAI nunca dejará de sorprenderme con su mezcla entre lo profundo y lo superficial. Tiene montones de programas de debate en todas las franjas horarias, pero en su esfuerzo por que no sean aburridos terminan siendo esperpénticos.

No importa el tema que se aborde, alrededor de los invitados hay centenares de espectadores escogidos por su fotogenia, vestidos a la última, y peinados con gusto exquisito. Todas las presentadoras, independientemente de su edad (las hay bastante veteranas), van tan maquilladas que no corren el menor peligro de que nadie (ni sus propias madres) las reconozca con la cara limpia (operada en el 95% de los casos).

Siempre interviene via satélite algún corresponsal en el extranjero aunque estén tratando temas estrictamente italianos (“El gorgojo del gorgonzola” o “Vulcanología siciliana”), algún militar uniformado y algún sacerdote semiprogre pero con sotana, expertos en las ramas más pintorescas del saber. Hasta ahí muy bien. Pero de repente aparece una vedette impresionante rodeada por una veintena de bailarines descoyuntándose como locos mientras al fondo dos contertulios llegan al ataque de apoplejía (todo el mundo habla a la vez, y los moderadores están de sobra) y te encuentras con que en un debate sobre “La angustia y la soledad” no cabe un alfiler –naturalmente, vestido de fiesta- y que los espectadores de adorno sonríen a la cámara pasando del historia esperando que les pille un cazatalentos de Cinecittà.

Y la semana siguiente, en un debate titulado “La guerra en Irak” está el mismo fondo de público y más o menos los mismos invitados (y creo que las mismas presentadoras, pero con un maquillaje distinto) con exactamente la misma actitud.

He llegado a la conclusión de que el cine de Federico Fellini es costumbrista.


Hay que acabar con:

Los bares. Para lo que cobran y lo que ofrecen, ya no tienen sentido. Cafés con leche de ínfima calidad, vasos rallados, cucharillas torcidas, plazos y tazas de batalla (pero de batalla de hace cien años) desportillados, pinchos de tortilla sin patata y sin huevo, servicios imposibles o inlimpiables, una atención normalmente deficiente, teles atronando, guías telefónicas llenas de pegotes y de manchas, sillas cojas, taburetes sin barra donde apoyar los pies, y en Castilla y especialmente en Madrid, unas decoraciones horrorosas… Todo a precios disparatados. No me extraña que los jovenzuelos se reúnan, aunque esté helando o caigan chuzos de punta, en parques y plazas alrededor de botellas compradas baratitas en el supermercado más cercano. Lo que me extraña es que los adultos no hagamos lo mismo (tal vez con ropa más abrigada, y bajo mejores paraguas). El margen de beneficios de la hostelería es escandaloso. Cualquier palurdo con algo de dinero monta un bar y hala, a forrarse. Y que no me digan que los fríen a impuestos porque todos tienen caja A, caja B y se tercia, caja Z. y además los camareros y los cocineros son inmigrantes que aceptan cualquier condición laboral y cualquier recorte salarial. Y por si fuera poco, el euro juega a su favor.