lunes, 17 de marzo de 2008

Desfachatez

Leo con estupor la noticia del edil balear que se ha gastado cincuenta y tantos mil euros en relax. Lo de menos es que el tipo –joven, engominado, ultracatólico, casado y con cinco hijos- haya recurrido a los servicios de los chaperos cuando llevaba toda su carrera política lamentando la decadencia de occidente. Allá cada cual con sus miserias. Lo grave es que este tipo cargara el gasto al presupuesto municipal. ¿De verdad se pensaba que no le iban a descubrir, que en alguna oficina de mierda no habría un humilde contable que pusiera el grito en el cielo? ¿Es que sus pares o sus superiores le habían asegurado impunidad absoluta en el caso de que se le fuera la mano con los gastos porque ellos no podrían tirar la primera piedra? Me da la impresión de que en el ayuntamiento de Palma no hay intervención, si no no se entiende la desfachatez de este individuo. A mí me parece que el asunto es lo suficientemente grave como para exigir una investigación minuciosa de todos y cada uno de los jefes, jefazos y jefecillos de la cosa oficial en Baleares.

Y flipo con las reacciones de la alcaldesa de Palma: "Menganito era un excelente cumplidor, un excelente gestor y una persona honesta". Lo más seguro es que fuera un cernícalo engreído con sus subordinados y un tiraletivas repugnante con sus superiores. O sea: un gestor del montón. Y lo de la honestidad... La honestidad era verde y se la comió un burro.

Afortunadamente, esto no es América y no hemos tenido que soportar el bochornoso espectáculo de una esposa a la que no despeinaría ni un tornado apoyando silenciosamente al corrupto por el bien de su matrimonio y el interés (por interés te quiero, Andrés) de sus cinco retoños.

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