lunes, 20 de agosto de 2007

Los chinitos de la China, cuando no saben que hacer…

No comprendo por qué la gente paga fortunas por artículos de lujo occidental manufacturados en China. Los bolsos Louis Vuitton, por ejemplo, que me parecen el colmo del mal gusto estético y que cuestan el equivalente de dos (incluso tres) riñones en la sala de operaciones de un matasanos sin escrúpulos del tercer mundo, no suelen estar confeccionados por irreprochables artesanos de pintorescas aldeas del centro de Francia, cada uno especializado en una tarea delicadísima que requiere horas interminables de trabajo a precio de relojero suizo, sino que están hechos a batalla en alguna fábrica hipercontaminante de los alrededores de Cantón, por gente que trabaja catorce horas seguidas siete días a la semana trescientos sesenta y cinco días al año a cambio de un puñado de yuanes.

Ese bolso horroroso que algunas lucen del brazo como algunos lucen, en cuanto tienen ocasión, el salario que ganan como analistas financieros o cerrajeros de urgencias, tiene un coste de quince euros con cincuenta. Y el resto va directo a las arcas de los propietarios de la licencia de explotación.

Pues que los pirateen directamente y que los vendan por dieciseis. Louis Vuitton y Adidas pueden desaparecer del mapa.

El pirateo de los discos Louise Ciccone o de los libros de Stephen King puede resultar simpático. Te ahorras un dinero y no haces mal a nadie, porque sus autores ya cobran bastante (además, tienen talento, y los que no lo tenemos de alguna manera habremos de equilibrar esta desigualdad). Pero eso es anecdótico. Hay otro pirateo mucho más grave que nos afecta a todos y del que apenas somos conscientes: el pirateo de las válvulas cardíacas, de la insulina, del líquido limpiador de lentillas, de los antihistamínicos, de los carburadores de los autobuses, de los rieles de los ascensores, de las células fotoeléctricas, de los sistemas de presurización de los aviones, o de los condones. ¿Alguien se atreve a calzarse un condón chino aunque sea bajo licencia? Pues ahora cálzate un condón pirateado.

Una cultura que espolvorea toda su comida con glutamato monosódico sólo puede crear monstruos. Tal vez nuestras autoridades reaccionen cuando el hijo de un presidente de gobierno se atragante y muera con un chupete de fabricación china o la esposa de un comisario europeo se desnuque en la carretera por el mal funcionamiento de unas pastillas de freno de fabricación china.

Vale, eso es hablar de productor pirateados. Pero es que los productos genuinos son igual de malos, y a las hemerotecas me remito.

Me pregunto qué puede aportarnos China a parte de manufacturas de ínfima calidad y de una farmacopea delirante que va a extinguir a toda la vida salvaje del planeta.


Hay que apoyar a:

La política china del hijo único (deberíamos imitarla)


Hay que acabar con:

Las pretensiones chinas sobre el Tibet y sobre Taiwan. Tibet es otro país. Taiwan es la China legítima. ¿Qué consideración internacional tendría un gobierno de la II república española que se hubiese hecho fuerte en Mallorca y se mantuviera independiente desde el final de la guerra civil?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estoy absolutamente convencido de que estás completamente equivocado.