martes, 10 de abril de 2007

Agua que no has de beber

Me parece que los periodistas esta vez se han pasado un poco con el asunto de las riadas. Sobretodo los de "España directo" (un programa que me gusta lo suficiente como para sentarme a verlo si paso frente al televisor). Yo, que vivo en un ático, he dormido mal estas noches temiendo que me alcanzara la riada. Ciertos tonos alarmistas son más pegadizos que una caca de perro en la suela del zapato.

Es posible que sorprenda la crecida de un arroyo como el Cidacos pero ¿la del Arga, la del Ebro? ¿Qué tienen de particular? Sus riberas son amplias, y están para eso, para que se inunden en primavera cuando el deshielo es acelerado por lluvias intensas y prolongadas Cada tres o cuatro años hay riada. Es normal. Lo saben perfectamente los habitantes de sus márgenes, a pesar de lo cual construyen y cultivan en zonas aluviales expuestas a ese riesgo cíclico.

Pero a muchos periodistas de Madrid eso de que la gente tenga que achicar agua de los corrales y de las bajeras les suena a catástrofe asiática, o sea: a música celestial, y los ojos les hacen chiribitas porque pueden enviar reporteros, casi como quien dice, en una vespino. Sale barato. Otra cosa sería mandarlos a cualquiera de los muchos lugares del tercer mundo donde acaecen verdaderas tragedias.

Ah, no. Eso está lejos y la gente habla raro y los hoteles no tienen conexión a internet...

Será porque este año las inundaciones han coincidido con la semana santa y los periodistas han deducido sagazmente que la cosa requería dramatismo: a veces parecía que los intrépidos reporteros estuvieran preparando un casting para "La Casa de Bernarda Alba".

Lo peor es que con ese tratamiento de la noticia, se aviva la polémica de los trasvases de Plan Hidrológico Nacional. Claro, un especulador inmobiliario de Murcia o un pequeño empresario turístico de Alicante que vean "España directo" pensarán que de Zaragoza para arriba la gente no es que sea insolidaria, es que es masoquista, y que el agua que va a parar al mar es agua desperdiciada. Claro, también es un desperdicio el deshielo del casquete de Groenlandia: por eso los saudíes, cuando hacen cálculos y se dan cuenta de que el chollo del oro negro se les termina, hablan de comprar bloques de hielo a Noruega y a Dinamarca para embarcarlos en los petroleros que regresan de vacío, e irrigar el desierto de Arabia.

En realidad, qué curioso, que el agua vaya a parar al mar es el curso natural de las cosas. Mucha gente que se espanta ante la homosexualidad o la eutanasia como prácticas contra natura es partidaria de los embalses, de los cultivos transgénicos y de las clínicas de cirugía estética. Qué contradictorio es el ser humano.


Bueno, que pierdo el hilo: si los periodistas pusieran el mismo entusiasmo y el mismo despliegue de medios en otro tipo de reportajes de investigación, este sería un país serio.



Hay que acabar con:

Louise Ciccone (a) "Madonna" antes de que se transforme en una especie de Marujita Díaz italoamericana. Empieza a rozar el ridículo de manera muy peligrosa. Hay que sugerirle una retirada honorable.

Los peinados espantosos. Las mechas atroces. Los tintes de fantasía.

Los psicólogos y los psiquiatras. Suelen ser personas que estudian psicología o psiquiatría para conocerse a sí mismas, pero que no tienen la menor inclinación filantrópica. El prójimo, en el fondo, hasta puede darles asco. Los psicólogos en realidad no sirven para nada. Y si sirven, que lo demuestren. Te dicen a la vez que sí y que no, y dejan todas las decisiones en tu mano. Certifican que todo cuanto te pasa es culpa tuya, confirmando así tus peores sospechas. Son capaces de decirle a un talidomídico que lo suyo es psicosomático y que si sus brazos no han crecido es porque no se esfuerza lo suficiente. Intentan que te conformes con lo poco que tienes, pues podrías ir a peor. Te hacen perder la fe en la humanidad, si alguna vez la tuviste.

Hay que apoyar a:

El Instituto Nacional de Meteorología. Sus pronósticos son muy precisos y su página web, estupenda.

La persona que escoge las corbatas de los presentadores del informativo propio de TV5 Europe.

Esas personas, normalmente hombres, capaces de mantener una conversación fluida en la mesa de al lado de un restaurante silencioso sin que les oigas absolutamente nada de lo que están hablando por más que estires la oreja.

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