jueves, 12 de abril de 2007

Gloria oprobiosa


Cada nación europea, hasta las minúsculas, hasta las ficticias (caso de Euskal Herría o de Sildavia) se enorgullecen de aportaciones gloriosas a la cultura universal. Que si Inglaterra la Democracy, que si Grecia la Δημοκρατια, que si Francia el Savoir Vivre, que si España el Saber Vivir… sobradamente conocidas. Pero hay otras que me gustan más. No obstante, como todo no va a ser una de cal, también quiero dar una de arena si bien limitándome a nos y a nuestros vecinos más inmediatos (lo lamento por Irlanda, y por Andorra pero hoy no me siento inspirado, y en cuanto a Mónaco mejor casi no hablar) (Bueno, y Bélgica queda para mejor ocasión).

Por sus aportaciones las conoceréis:

España.
Gloriosa: la siesta. Oprobiosa: el tricornio de charol de la Guardia Civil.

Gran Bretaña.
Gloriosa: el tenis. Oprobiosa: el jamón de York

Francia.
Gloriosa: el urbanismo de los centros urbanos. Oprobiosa: el urbanismo de las banlieues.

Italia.
Gloriosa: Federico Fellini. Oprobiosa: El topo Gigio.

Francia e Italia al alimón.
Gloriosa: Carla Bruni.

España e Italia al alimón.
Oprobiosa: los argentinos.

Portugal.
Gloriosa: Brasil. Oprobiosa: la fonética portuguesa

Holanda.
Gloriosa: La Leyenda Negra Española. Oprobiosa: los tulipanes.



Hay que acabar con:

La música ligera española. Porque si así es la ligera, cómo será la pesada. Un país que ha producido a Enrique Bumbury y a Raphael no puede aspirar a la modernidad. Ni a la normalidad. Ni a la durabilidad. Uno de mis momentos musicales personales irrepetibles: cuando canto “Estoy bailando” de las Hermanas Goggi, imitando el estilo de Enrique Bumbury, y la vecina de abajo avisa al 112.

Tanto trasnochar. Si los españoles durmieran más, conquistarían el mundo. O por lo menos, mejorarían los índices de siniestralidad laboral.

Las series televisivas calcadas de lo que triunfa en los EE.UU. ¿Por qué los productores no se estrujan el cerebro y echan mano de lo autóctono aunque se inspiren en lo alóctono?. Porque una cosa es "inspirarse en" y otra "plagiar a". Podrían tomar como ejemplo, yo qué sé, “Desperates Housewives” pero desarrollándola en una de esas aldeas semidesiertas del Pirineo de Huesca. Un “House” médico de urgencias taurinas en la plaza de Pamplona. Un “Twin Peaks” ambientado en uno de esas urbanizaciones sin alma de la costa malagueña. Un “Mash” de la guerra de Ifni. Un “Mr. Bean” convertido en percebeiro gallego. Los “Soprano” transformados en comando etarra. … “Aida”, que parece tan propia, no es más una fotocopia cañí del show de Roseanne Barr.

Hay que apoyar a:

Beatriz Pecker. He oído el rumor de que se va a acoger al plan de jubilación anticipada de El Ente. Eso sólo podría pasar en España. Hala, a jubilar a profesionales excepcionales para reemplazarlos por becarios que no saben hacer la “o” con un canuto.

A mí los becarios y los mileuristas me caen mal, lo reconozco. Si en vez de estudiar carreras estupendas que el mercado laboral no demanda siguieran módulos de fontanería o de carpintería nunca les faltaría el trabajo, tendrían dónde vivir, podrían marcharse de vacaciones, y no destinarían sus magros ahorros a comprar ansiolíticos con los que combatir la frustración de las expectativas insatisfechas.

Hecho el inciso. ¡Qué recuerdos del programa Don Domingo, que presentaba Beatriz años ha y que tanta música excelente me descubrió! (Bueno, su programa y el de Rafael Abitboll). La verdad es que, oirlo oirlo, lo oía poco porque acababa a las doce del mediodía, hora en la que yo me solía despertar, pero tengo la sintonía final (Madness) mejor grabada en las neuronas que, por ejemplo, la clave de la tarjeta del banco.

Beatriz Pecker compagina ahora la música con el entretenimiento. Pero con un entretenimiento inteligente. Sus programas (“Fiebre del Sábado” antes, ahora “la Plaza”, en Radio Uno), me parecen deliciosos. Nadie es alguien en este país hasta que interviene en ellos.

Beatriz es una buena comunicadora y se puede vanagloriar (pero seguro que no lo hace) de tener una de las risas más saludables del mundo.. ¿Y dicen que se quiere jubilar? Joder, ya se han cargado a Andrés Aberasturi, a Alicia Gómez Montano, a… ¿cómo se llamaba la comentarista de las retransmisiones de gimnasia y patinaje?... para contatar a becarios que no saben sostener un paraguas en una mano y un micrófono en la otra cuando informan de las lluvias torrenciales en el litoral gallego…

¡Ah! ¿Que también jubilan a Ramón Trecet y a los comentaristas de las retransmisiones de atletismo…? ¡Pero eso hay que celebrarlo…!

El uso del subjuntivo. Los sudamericanos lo menosprecian sistemáticamente. No hay que bajar la guardia, como no la bajamos ante las viseras, el abuso del usted, y las cadenotas de oro sobre las sudaderas de colores imposibles. Hoy mismo he escuchado la frase “Te hago un café para tú desayunar” en el mostrador de un bar, pronunciada por una camarera nacida y criada como lejos a cincuenta metros del Orinoco. Ahrg, me tiemblan hasta las calandracas.

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