La legendaria Maribel de Jabugo (en realidad: Adolfa Rucio Membrillo, Villachotos del Páramo, 1.932) ha fallecido esta noche en su chalet de Somosaguas, donde se recuperaba de una crisis cardíaca agravada por su adicción al cocido madrileño. Hija de un catedrático de Derecho Canónico represaliado por la Segunda República y exiliado en la URSS y de una de las primeras licenciadas en Periodismo de nuestro país, Maribel ya desde pequeña despuntó por salerosa en las frías orillas del Neva, donde su emprendedora madre regentaba una estafeta de denuncias anónimas que causó furor entre las élites del socialismo soviético.
Amnistiados el padre por las autoridades franquistas, la familia regresó a Madrid y Maribel empezó a tomar parte en concursos radiofónicos como “Petardas de España”, donde se hizo muy popular por su precocidad sexual y sus dificultades para memorizar las letras de las canciones.
Ignaci Moix: “La peor vicetiple infantil de la historia, y con las rodillas como melones de tanto arrodillarse. Y no precisamente ante el Señor”
Pronto fue invitada a bailar en tablaos, etapa breve por problemas de convivencia con otras artistas (es legendaria la pelea a castañuelazos entre Maribel y Lola Flores) que terminó cuando Maribel ingresó en la compañía de baile sicalíptico del filipino Antoñito Capacapang.
Durante una gira por Italia Maribel llamó la atención del productor Ferdinando Filiputi, que se la llevó a Roma con la promesa de hacer de ella una estrella en Cinecittà, pero la incapacidad de Maribel para cocinar pasta al dente, además de cierto tropiezo con la Ndrangheta le animaron a regresar a España para abrirse camino en la modesta cinematografía de la posguerra, alternando los rodajes con el teatro de variedades donde expresaba su querencia por el baile, el cante y el descorche.
Aprovechando su popularidad probó fortuna como cantante lírica llegando a protagonizar zarzuelas verdes como “A mi burro le duele la cabeza” o “La monja frescachona”. Después saltó a la fama con “Arrastrada por tu amor”, radionovela que sus improvisaciones sobre la marcha convirtieron en un monumento al absurdo cuyos guiones se estudian en todas las academias de interpretación del mundo.
Roberto de Cala: “Maribel de Jabugo era al bel canto lo que Uri Geller a la ferretería”
En 1.953 gracias a los contactos de Filiputi emprendió una breve aventura en Hollywood. Su aspecto desvergonzado y su insistencia le proporcionaron el papel de esquimala calentorra en “Greenland whore”, el de prostituta mexicana en “The last coyotero” y el de india vengativa en “Manitou’s breath”. Las portadas de Fotogramas que la mostraban del brazo de los más apuestos galanes de serie B marcaron una época.
Maribel llegó a presentar en Las Vegas su espectáculo “Jelou güelcon ebribodi”, que cosechó un enorme éxito entre los espaldas mojadas que limpiaban los ceniceros de los casinos. Aunque hablaba inglés en público como una palurda, en la intimidad se expresaba con la prosopopeya de un filólogo de Oxford. Maribel estaba dotada de una gran inteligencia como demostró, por ejemplo, con su facilidad para los idiomas (era capaz de recitar "La Gaviota" de Chejov en ruso, pero también en chino), y quienes la conocieron aseguran que habría hecho grandes cosas en campo de la Física, a la que era muy aficionada, si la ninfomanía y el amor a dar la nota no hubieran marcado su existencia.
Durante los años sesenta fueron frecuentes sus giras por las Américas (del Centro y del Sur), donde según Avelino Mantecas, su biógrafo autorizado, era muy apreciada. Las malas lenguas aseguran que en realidad ejercía la prostitución fina como tantas otras folclóricas de la época y que incluso llegó a rodar el primer cortometraje erótico del cine mexicano: “Fuego en las bragas”, donde daba réplica a una precoz Vanessa del Río y que los aficionados al porno tienen por una de las filmaciones más interesantes del underground lesbo-destroyer de todos los tiempos.
Iñaki Mariñas: “Le apodaban La Chancleta, porque cuando caminaba sin bragas sus genitales hacían flop-flop-flop…”
El momento álgido de su carrera coincidió con la época del destape, protagonizando filmes infames que aunaban el desnudo gratuito y el humor más grueso, y cuyos interludios musicales eran sustituidos por escenas hard en sus versiones destinadas al extranjero.
Marina Torres: “Concidí con ella en Beirut en 1.978. Hacía strip tease en una sala de fiestas llamada Alfombra. Estaba muy jamona y volvía locos a los beduinos.”
Maribel de Jabugo nunca contrajo matrimonio por un rito legal (su boda gitana con Mascarón de Sanlúcar no tenía validez fuera de Sevilla). Pero en los últimos tiempos estuvo acompañada por el preparador físico cubano Ignacio Zopilote, treinta años más joven que ella, con el que se la veía muy feliz.
Pablo Almodóvar: “Maribel hizo una prueba para Taller para Amantes de lo Prohibido, pero no le dimos el papel por problemas de fechas. Como actriz era muy mala, pero tenía su aquél.”
Tras dejar el mundo del espectáculo, Maribel sufrió una metamorfosis y predicó la castidad y el aburrimiento. Está previsto que su cadáver sea inhumado con el hábito de las arrepentidas de Santa María Egipcíaca y que sus bienes sean repartidos entre los pobres.
Amnistiados el padre por las autoridades franquistas, la familia regresó a Madrid y Maribel empezó a tomar parte en concursos radiofónicos como “Petardas de España”, donde se hizo muy popular por su precocidad sexual y sus dificultades para memorizar las letras de las canciones.
Ignaci Moix: “La peor vicetiple infantil de la historia, y con las rodillas como melones de tanto arrodillarse. Y no precisamente ante el Señor”
Pronto fue invitada a bailar en tablaos, etapa breve por problemas de convivencia con otras artistas (es legendaria la pelea a castañuelazos entre Maribel y Lola Flores) que terminó cuando Maribel ingresó en la compañía de baile sicalíptico del filipino Antoñito Capacapang.
Durante una gira por Italia Maribel llamó la atención del productor Ferdinando Filiputi, que se la llevó a Roma con la promesa de hacer de ella una estrella en Cinecittà, pero la incapacidad de Maribel para cocinar pasta al dente, además de cierto tropiezo con la Ndrangheta le animaron a regresar a España para abrirse camino en la modesta cinematografía de la posguerra, alternando los rodajes con el teatro de variedades donde expresaba su querencia por el baile, el cante y el descorche.
Aprovechando su popularidad probó fortuna como cantante lírica llegando a protagonizar zarzuelas verdes como “A mi burro le duele la cabeza” o “La monja frescachona”. Después saltó a la fama con “Arrastrada por tu amor”, radionovela que sus improvisaciones sobre la marcha convirtieron en un monumento al absurdo cuyos guiones se estudian en todas las academias de interpretación del mundo.
Roberto de Cala: “Maribel de Jabugo era al bel canto lo que Uri Geller a la ferretería”
En 1.953 gracias a los contactos de Filiputi emprendió una breve aventura en Hollywood. Su aspecto desvergonzado y su insistencia le proporcionaron el papel de esquimala calentorra en “Greenland whore”, el de prostituta mexicana en “The last coyotero” y el de india vengativa en “Manitou’s breath”. Las portadas de Fotogramas que la mostraban del brazo de los más apuestos galanes de serie B marcaron una época.
Maribel llegó a presentar en Las Vegas su espectáculo “Jelou güelcon ebribodi”, que cosechó un enorme éxito entre los espaldas mojadas que limpiaban los ceniceros de los casinos. Aunque hablaba inglés en público como una palurda, en la intimidad se expresaba con la prosopopeya de un filólogo de Oxford. Maribel estaba dotada de una gran inteligencia como demostró, por ejemplo, con su facilidad para los idiomas (era capaz de recitar "La Gaviota" de Chejov en ruso, pero también en chino), y quienes la conocieron aseguran que habría hecho grandes cosas en campo de la Física, a la que era muy aficionada, si la ninfomanía y el amor a dar la nota no hubieran marcado su existencia.
Durante los años sesenta fueron frecuentes sus giras por las Américas (del Centro y del Sur), donde según Avelino Mantecas, su biógrafo autorizado, era muy apreciada. Las malas lenguas aseguran que en realidad ejercía la prostitución fina como tantas otras folclóricas de la época y que incluso llegó a rodar el primer cortometraje erótico del cine mexicano: “Fuego en las bragas”, donde daba réplica a una precoz Vanessa del Río y que los aficionados al porno tienen por una de las filmaciones más interesantes del underground lesbo-destroyer de todos los tiempos.
Iñaki Mariñas: “Le apodaban La Chancleta, porque cuando caminaba sin bragas sus genitales hacían flop-flop-flop…”
El momento álgido de su carrera coincidió con la época del destape, protagonizando filmes infames que aunaban el desnudo gratuito y el humor más grueso, y cuyos interludios musicales eran sustituidos por escenas hard en sus versiones destinadas al extranjero.
Marina Torres: “Concidí con ella en Beirut en 1.978. Hacía strip tease en una sala de fiestas llamada Alfombra. Estaba muy jamona y volvía locos a los beduinos.”
Maribel de Jabugo nunca contrajo matrimonio por un rito legal (su boda gitana con Mascarón de Sanlúcar no tenía validez fuera de Sevilla). Pero en los últimos tiempos estuvo acompañada por el preparador físico cubano Ignacio Zopilote, treinta años más joven que ella, con el que se la veía muy feliz.
Pablo Almodóvar: “Maribel hizo una prueba para Taller para Amantes de lo Prohibido, pero no le dimos el papel por problemas de fechas. Como actriz era muy mala, pero tenía su aquél.”
Tras dejar el mundo del espectáculo, Maribel sufrió una metamorfosis y predicó la castidad y el aburrimiento. Está previsto que su cadáver sea inhumado con el hábito de las arrepentidas de Santa María Egipcíaca y que sus bienes sean repartidos entre los pobres.
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