lunes, 21 de mayo de 2007

Elecciones de mayo

Las elecciones forales del domingo son mucho más interesantes de lo que se preveía en un principio. Las encuestas han pasado de “UPN ganará tras la última torpeza socialista” a “UPN perderá tras la última torpeza popular”.

UPN tendrá dificultades para formar gobierno porque su socio actual, CDN, no sacará los cuatro diputados que tiene ahora. Es curioso que Juan Cruz Alli, el presi de CDN, sea con diferencia el político navarro mejor valorado y a la vez uno de los menos votados. Misteriosa que es la gente que pasa por las urnas.

Debido a una de esas prácticas estadísticas que no entiende nadie, los partidos abetzales (de la extrema derecha a la extrema izquierda, habría que haberlos visto elaborando su programa común) sacarán más representación con los mismos votos si se presentan coaligados, y es lo que van a hacer.

Dicen que el partido comunista no sacará representación, pero que subirá el socialista. No me lo creo.

El partido socialista de Navarra es “de fiar” pero todo el mundo desconfía (empezando por sus militantes) de las consignas que haya podido recibir de Madrid. No tiene la independencia que tiene UPN respecto al PP, y eso siempre pasa factura. Aquí interesan mucho más las políticas autonómica y local; la nacional es una cosa nebulosa y lejana. Además, el PSN está marcado por los escándalos de la década de los 80 (cuando nombraron a Roldán delegado del gobierno central y corrompió todo lo corruptible). Las autoridades socialistas pagaron sus culpas (el presidente Urralburu acabó en la cárcel, y no sé si continúa dentro), hubo una purga ejemplar, mucha gente dejó el cargo sin transfuguismos… En fin, que el PSN demostró un nivel de civismo envidiable del que podrían tomar nota en otras regiones. Pero no fue bastante. Como en las guerras civiles, la sociedad no pasará página hasta que no hayan muerto todos los actores de la tragedia. Y por si el sambenito de corrupto no bastara, el PSN porta también otro –mucho más vistoso- que nos recuerda que en su momento (allá por el paleolítico medio) defendió la inclusión de Navarra en Euskadi.

Así que por muy desgastada que esté la legislagura, yo no me atrevería a pronosticar que UPN salga derrotado en las elecciones. Hay 40.000 votantes indecisos, y mucha gente “firmemente” convencida cambiará de voto en el último momento sólo porque su tendero simpatizante de Nafarroa Bai le devuelva mal el cambio o la vecina jamona afiliada a UPN le guiñe el ojo bajando las escaleras.

A mí me parece fenomenal que cambie el gobierno. Que pacte el PSN con quien haga falta: con el diablo o en su defecto con Na-Bai. No hay nada más eficaz para disipar la euforia del electorado que la acción de gobernar. Hacer oposición es muy fácil y los partidos que saben que nunca alcanzarán el poder (por ejemplo, el Carlista, el Comunista o el del Cannabis) pueden prometer la luna; los partidos con posibilidades son mucho menos fantasiosos pero aun así dicen cada tontería…

Lo más interesante es el ambiente que, dicen, se respira en la Administración. Dentro de un par de semanas tendrán que cesar consejeros, directores generales y directores de servicio, arrastrando consigo a las jefaturas menores en comisión (que son casi todas). Normalmente el cambio de legislatura no reviste importancia porque casi siempre gana el mismo partido, con unas alianzas u otras: aprovechando la coyuntura, un consejero se jubila o se le hace jubilar, y cambian algunos pocos puestos de libre designación. Pero las circunstancias actuales son distintas: todos cesarán definitivamente, y su interinidad durará lo que duren las negociaciones para la formación del nuevo gobierno. Una catástrofe. La de gente que tendrá que volver a sus puestos de origen sin jefaturas ni hostias. Maestros a los institutos (crecerá el fracaso escolar), médicos a los hospitales (el índice de mortalidad se va a disparar), abogados a los despachos (se perderán pleitos a montones)…



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