viernes, 4 de mayo de 2007

"Nieve"

He terminado de leer “Nieve” de Orhan Pamuk. He obviado las últimas cien páginas. Aun así el libro me parece bueno, solo que resulta confuso y lo he leído un poco a trompicones de modo que al final no me he enterado de las circunstancias de ciertos personajes. El estilo es elegante, y la historia muy sugestiva, sobretodo al principio (Ka, el protagonista, un hombre derrotado por la vida que viaja a una provincia de Turquía oriental con la esperanza de conquistar a la mujer de la que está enamorado...), pero luego decae debido al empeño del autor por hacer una descripción panorámica de un microcosmos. En fin. Lo mejor tal vez sea el leve tono nostálgico de tiempos mejores (la dominación zarista, la dominación armenia, los primeros años de la república kemalista) en contraste con la cochambrosa actualidad. Una novela muy instructiva, pero moralmente dudosa aunque pase de puntillas sobre la persecución de los cristianos. Soy de la opinión de que hay que tomar parte. Orhan Pamuk no puede retratar equidistantemente a los fanáticos musulmanes y a los militares laicos represores y compensa sus simpatías (y sus antipatías) de una manera un tanto burda.

Por cierto, en su momento El País Semanal publicó una entrevista concedida por Orhan Pamuk a Rosa Montero. La Montero, una fanática de la corrección política y de la idea de Europa como una especie de granja versallesca, rozaba el rizo del ridículo y de la ñoñería, de la visión de anteojeras y de la insensatez más insensata, consiguiendo que su entrevistado replicase a sus estúpidas preguntas y sus torticeras argumentaciones soliviantado desde el principio hasta el final. Lástima que no la recortase.

1 comentario:

Pablo dijo...

Si, a ratos, sobre todo en las últimas 50 páginas de la novela, la historia se vuelve algo confusa y demasiado detallista... pero aún así, yo leí Nieve de Pamuk en el verano y me gustó mucho, tanto así que ahora recién, a propósito de un viaje hacia el sur de mi país, recordé varios párrafos que me dejaron pensando, y profundamente... saludos, Pablo.