lunes, 31 de diciembre de 2007

“Men’s Modernity”

Así como hay revistas para reblandecer el cerebro de las mujeres los hombres tenemos prensa deportiva. Pero también hay revistas, calcadas de las femeninas, supuestamente orientadas a un público varón heterosexual adulto (estadounidense o alemán en origen) con gran poder adquisitivo y el intelecto a la altura de las almorranas. Llenas de fotos fantásticas de modelos de veinticinco años con cuerpos perfectos ilustrando artículos como “Consigue unos abdominales de piedra en tres semanas” (y te preguntas ¿a quién debo matar?) “El pie de atleta: ese desconocido” o “Las últimas tendencias en parachoques para todoterrenos”, impresos en papel de primerísima calidad.

La mitad de las páginas consiste en publicidad encubierta y la otra mitad, en un rollo raro entre seminazi, hipermachista y gay vigoréxico. Me parece divertido que junto a artículos sobre los misterios del clítoris y cómo hacerle entender a una mujer que cuando es no es no, haya otros sobre las cremas antiarrugas y la depilación del escroto.

Sospecho que todos sus lectores son mariquitas vergonzantes: peluqueros, decoradores, bailarines y policías antidisturbios a quienes los misterios de las profundidades vaginales les interesan un rábano y que tienen miedo de comprar “Cosmopolitan” u “Hogar y Decoración” aunque pierden más aceite que la furgoneta de Locomía. Yo creo que en fondo el asunto consiste precisamente en meter miedo presentando a las mujeres como seres sobrenaturales con capacidades orgásmicas agotadoras aunque bajo un prisma despectivo-envidiativo, como terapia de aversión y sistema de captación de lectores de sexualidad vacilante.

Los contenidos pueden ser leídos en diez minutos (el tipo de letra es para cortos de vista y las ilustraciones son siempre más relevantes que el texto). Mucha moda (convenientemente disimulada en reportajes de todo tipo), moderneces tecnológicas (con especial predilección por las chaladuras de Bang och Olufsen), deportes de riesgo engorrosos (no basta con hacer puenting: hay que hacerlo vestido de zaldiko), cosmética (con una fijación importante por la caída del cabello), modernez políticamente correcta (ser solidario practicando escalada libre en los glaciares de Svalbard o rafting en los rápidos de Etiopía), sesiones fotográficas de alguna fulana cardada en posturas ginecológicamente comprometidas, y entrevistas a figuras del deporte que responden con monosílabos a preguntas malintencionadas que necesitarían un desarrollo de tres páginas cada una.

Pero lo mejor es el tono de compadreo de esas esas encuestas tipo:
“Tú prefieres las tetas:
a)grandes
b)muy grandes
c)descomunales”
y esos artículos de investigación científica (“Los penes españoles tienen una media de 13,68 cms”) ilustrados por si las moscas con fotos de obeliscos egipcios o de bolardos holandeses

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