martes, 29 de enero de 2008

Radio Clásica


Yo me despierto con Radio Clásica de Radio Nacional y sospecho que el día me va en función de la primera música que escuche. Cuando suena lieder alemán, chungo. Cuando suena algo vagamente wagneriano, chungo. Y si suenan romanzas españolas con soprano y piano, ya puedo prepararme para lo peor. Hoy un barítono cantaba algo armónico y moderno. Creo que ligaré.

Ayer programaron una composición para clavecín de Bach. Como hacía mucho frío y no me apetecía salir de las sábanas, remoloneé hasta el último minuto pese a estar totalmente despierto, lo que me permitió prestar atención a esa irritante sonatina. Por lo menos duraba media hora. Calculé la asombrosa cantidad de tiempo que habrá empleado el intérprete ensayando ese horror para desesperación de sus vecinos o de sus compañeros de conservatorio mientras podría estar dedicándose a los nocturnos de Chopin, por ejemplo, y me puse a pensar en el sentido de la vida y en el mensaje de las películas de Bergman…

Hay que acabar con:

El complejo de superioridad moral de los creyentes.

Si ahora surgiera una religión revelada cuyos preceptos más importantes consistiesen en pintarse el culo de verde, en no comer macarrones, en guiarse por el calendario venusino y en considerar la masturbación un acto supremo de fe pensaríamos “Cómo coño los culoverdianos pueden exigirnos respeto hacia unas creencias tan absurdas”. Bueno, pues cosa parecida podríamos pensar de todas las religiones ya existentes que me vienen ahora mismo a la memoria.

No hay comentarios: